Este artículo se publicó hace 15 años.
El Valencia tira un triunfo en Lille
Un error de Bruno permitió el gol de Gervinho
Al Valencia se le apaga la luz cuando no respeta su filosofía de juego. El empate ante el Lille, un rival menor que tras cinco jornadas en Francia sólo ha ganado un partido, lo demuestra. Emery apostó por el músculo (Albelda) y el balonazo fácil (Zigic) y sufrió merecidamente.
Ni rastro de ese fútbol veloz (Mata), de toque amable (Silva) y en el que sus delanteros destacan por su voracidad(Villa). Las intenciones ya se vieron desde el principio. Seriedad y anarquía.
Sólo se llevaba un minuto disputado y Joaquín ya intuía que era un partido para que se regateara todo lo que quisiera, pero, cada vez que llegaba a la línea de fondo, no encontraba destino. Zigic se perdía en inocuas luchas con Rami y la segunda línea, esa que tantas alegrías le ha dado a este equipo, estaba desaparecida.
Emery también dejó que Albelda dirigiera el juego. Error. Con él sobre el campo, desaparecieron todos esos automatismos que Banega había desarrollado en apenas quince días y que sólo están al alcance de organizadores naturales. El músculo instalado en el centro del campo, con Albelda y Míchel como protagonistas, anulaban cualquier tipo de flexibilidad táctica y el Lille comenzó a creer en sus posibilidades.
Hazard, un diminuto belga, superó el doble pivote con rapidez y toque; habilitó a sus extremos y el Valencia se vio desarbolado. Ahí fue cuando César tuvo que sacar toda su veteranía para salvar el debut en la Liga Europa.
Hasta en cinco ocasiones consecutivas tuvo que salvar el guardameta a los suyos de un gol antes del descanso.
Mata, al rescateEmery se vio obligado a dar otro aire al equipo y la aparición de Mata fue la chispa que necesitaba. Sólo llevaba un minuto sobre el campo y al 10 valencianista le sobró para crear un espacio infinito entre los centrales del Lille y que Joaquín dejara de mirar al suelo para que le cediera el balón para marcar gol.
Con el gol, Emery recurrió a Banega sin renunciar a Albelda y Míchel y eso provocó que el argentino se perdiera entrelíneas. Banega se ha acostumbrado a ser el cerebro y provocó un atasco en la media que hizo que lo ganado se tornara en empate de nuevo.
Un error de Bruno a la hora de buscar al cerebro, y no encontrarlo, provocó que Gervinho se quedara solo y certificara el empate. Un resultado justo, por los deméritos valencianos, y que tiene que ser vir de toque de atención en esta competición.
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