Este artículo se publicó hace 13 años.
"Yo valgo; vendes la moto una vez, no dos"
La piloto Elena Rosell no logró ser la primera española que participa en el Mundial
Elena Rosell (25 años) es tímida y dura a partes iguales. Una aleación perfecta para aguantar el chaparrón, literal, que cayó antes, durante y después de su frustrada participación en el GP de Holanda de Moto2. Iba a ser la primera mujer española en correr el Mundial, pero tres caídas en los entrenamientos y la moto rota se lo impidieron. "Sabía dónde nos metíamos, pero todo se puso un poco en contra: la presión, no conocer la moto ni el circuito, la climatología... Lo malo es que íbamos sin preparación".
No son excusas. Elena ha aprendido a desterrar los pretextos durante años de lucha en solitario, con escaso apoyo, dinero más que justo y en un mundo de hombres: "Con 8 o 9 años iba con mi hermano (expiloto) y mi padre a los circuitos. Veía a los chavales de mi edad, entre ellos Jorge Lorenzo, en las copas de promoción y empecé a convencer a mi padre. Era un asunto económico, porque él corría con todos los gastos de mi hermano y era complicado. Tuvimos suerte y en 1999Cheste convocó unas pruebas. Éramos casi 400 inscritos, cogían a 22 y quedé la 17. No había corrido nunca y la noche anterior estuve en el garaje de casa con la moto de mi hermano en el caballete, mi padre aguantándola y yo aprendiendo a cambiar de marchas".
Nacida en el seno de una humilde familia de Manises (Valencia), Rosell destila el orgullo de haber alcanzado cada meta a base de esfuerzo. Y lo expresa sin rencor alguno: "Mi padre es electricista y mi madre pensionista. En la época en que en Manises había cerámica, vivíamos bien, pero cuando se fue todo al traste mi padre se dedicó a otra cosa y ahora está en el paro".
Los deportes de motor son especialmente crueles. El dinero lo es casi todo. "Con 14 o 15 años comencé a participar en copas de promoción durante muchas temporadas e hice cosas buenas, pero al ver que era difícil conseguir ayudas estuve un par de años sin correr. En 2009 participé en la Ninja Cup, pero hace un año fue la primera vez que estuve en un equipo de verdad. Antes íbamos en plan familiar: mi padre de mecánico, la ayuda de mi pareja, amigos y poco más". Actualmente disputa el campeonato de España (CEV), se codea con los mejores y ello le entreabió la puerta del Mundial. Y viajó a Assen, una experiencia inolvidable.
"Sólo me había subido a la moto en parado, apenas pude dar ocho vueltas y llegó la caída por un error mío. Después del palo, quedé bastante dolorida, tanto física como moralmente. Tenía ganas de salir a la crono, pero la moto quedó muy dañada y no pudo ser. Y entonces es cuando te viene encima la tensión del fin de semana, las caídas, te agobias un poco y, en mi caso, lloré. Todo eso sale por algún lado y sale por ahí".
El debate sobre las razones que llevaron a Aspar a elegirla no erosiona un carácter, el de Elena, forjado en el triatlón de élite (lo dejó por una lesión). "No he leído nada ni lo pienso leer, pero no sé si alguno de ellos me conoce y me ha visto correr alguna vez. Hay gente que mira fuera en vez de hacerlo en su propia casa, porque es más fácil o porque se avergüenzan de lo que ellos tienen. A mí me da igual, pero me puede afectar por la gente que quiero". Y no comparte que acusen a Aspar de intentar sacar provecho publicitario de su condición de mujer: "También me molestan muchas cosas y me fastidio. Pero yo valgo. Cuántas veces he corrido con pilotos que iban repletos de esponsores y yo, con la moto en blanco, quedaba muy por delante. Llegas a pensar que es mejor ser un buen relaciones públicas, pero puedes vender la moto una vez, no dos".
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