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Lo que el verde no esconde

ENRIQUE MARÍN

Todos los análisis ecuánimes y puramente futbolísticos sobre el clásico llevan a la misma conclusión. Por si alguien todavía lo dudaba o, incluso, negaba, el Barça volvió a demostrar en el Bernabéu que su juego no admite comparación con el del Madrid. Mientras los pupilos de Guardiola son un equipo y todos sus futbolistas saben a lo que juegan, los fichajes de Florentino juegan a lo que individualmente saben y cada uno por separado. Pero en el fútbol lo importante no es sumar capacidades, sino multiplicarlas con un buen trabajo colectivo. La suma de talento no garantiza un buen equipo.

Por más que Pellegrini quisiera vender lo contrario, el Madrid salió a no dejar jugar al Barça, aunque se olvidó de que la manera de hacerlo no es quitarle esporádicamente el balón, sino arrebatarle la posesión: es decir, robar para tenerla, no por tenerla. El Barça es un equipo mucho más ordenado que el Madrid porque se junta para jugar, de ahí su superioridad posicional, y siempre lo hace a través del balón, de ahí su mejor repartición espacial. El Madrid fue muy disciplinado, de ahí no sólo que el Barça le creara menos ocasiones de gol, sino también su aparente mejor colocación sobre el verde, aunque le faltó el balón y saber qué hacer con él.

Cristiano tocó más veces el balón que Messi (73 por 71), pero mientras él siempre lo hizo en acciones individuales, el argentino se ajustó al fútbol combinativo de su equipo. Xavi, con 101 toques, fue quien más se relacionó con el balón, un dato que no sorprende por cuanto el catalán canaliza todo el juego del Barça. Lo que sí resulta significativo es que Ramos fuera el madridista que más pelotas tocara (93). Sobran más comentarios.

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