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El vicio resultadista

El Juventus de Ranieri lleva al extremo el pragmatismo más rancio del viejo fútbol italiano

MARCOS LÓPEZ

Rainieri era entrenador de tres centrales más dos carrileros. Su libreto partía del 1-5-3-2, con repliegue y juego directo más contraataque como argumento para atacar. Todo se basaba en el físico y en la recuperación, sumarle velocidad en ataque era darle a Ranieri la plantilla perfecta para ganar. En Valencia inició el camino en España pero el problema vino cuando llegó al Atlético y cambió el libreto, dudas constantes, cambios de sistemas y de parámetros. Pasar a defensa de cuatro, perder físico por la veteranía de la plantilla, llevó a Ranieri a un camino sin retorno que terminó en cese.

En el Juventus el camino es parecido. La competición supera el físico de la plantilla, los centrales son limitados y la velocidad arriba es cosa del pasado. La Juve es veteranía y calidad arriba pero el ritmo tiene que ser pausado, el juego inteligente y el desequilibrio ofensivo se inicia en evitando los esfuerzos en fase defensiva. No juega bien la vecchia signora, el resultado en el calcio es lo único pero cuando este no llega todo salta por los aires.

Posición de privilegio en la clasificación, cuatro puntos, dos menos de los que debería llegar, todos apuestan por el Madrid y la Juve para octavos pero como les contaba en la previa del Zenit - Real Madrid, los dos mejores equipos son los españoles y los rusos. El partido es una final para el Zenit, de ganar el Madrid, tendrá todas las opciones pero como la victoria sea para los de Ranieri, el torpeza contra el Bate Borisov puede quedar en una anécdota.

Lejos del moggigate, la vechia signora representa un estilo de ganar. Sus victorias tienen un escenario repetitivo, gol -partido, el 1-0 es el resultado Champions para los turineses, Buffon sacando tres o cuatro manos y tres maneras distintas de generar peligro en ataque. La primera Del Piero a balón parado, la segunda es la movilidad y finalización de Nedvev y la tercera era el instinto asesino de Trezeguet. Eso era el pasado, el presente es similar con un cambio, Amauri por Trezeguet, pierden pegada pero ganan fútbol, ya que sin dejar de meter goles, Amauri es el mejor fichaje de la Juventus desde hace años.

Así gana la Juventus, aunque nos falta un detalle. Son especialistas en marcar en el último suspiro, sobre la bocina, esta virtud empieza a estar en desuso ya que las fortaleza física empieza a ser una virtud del rival.

Buffon como Casillas esconde muchos defectos. La Juve bascula y domina el juego táctico pero paga la escasa calidad de sus centrales, al igual que penaliza en ataque el poco fútbol de su doble pivote. El objetivo es proteger unos centrales carentes de calidad, velocidad y capacidad de tackle. Se fichó a Melberg con si fuera un jugaodr sobresaliente cuando en realidad son más sus defectos que sus virtudes como el otro central, Legrottaglie, un central que cuando Lippi se decidió a meterlo en el once porque no había otro, provocó la última gran crisis deportiva de la entidad. Hace ya mucho de ello, pero sus defectos siguen estando ahí. Sólo falta sumar a Zebina por formar el peor trío de centrales si lo comparamos con los equipos que disputan los títulos.

Este último lesionado, el primero tampoco juega demasiado. Al final la pareja tiende a tener a Chiellini como central indiscutible con Molinaro en la izquierda y Grygera en la derecha. El otro central, cambios constantes, aunque Knezevic parece haber llegado para quedarse. Ese puesto era para Andrade pero sus lesiones le tienen más fuera que dentro del fútbol profesional.

Ausencia que marca un partido, un cheque al portador para las ilusiones madridistas de cerrar la clasificación en Turín. De ganar estará clasificado aunque los números no secunden esta afirmación. Si concedes al rival llegada, el portero es determinante. Salieron ausentes contra el Bate y lo pagaron caro ya que Manninger no fue capaz de llegar al nivel del salvador Casillas. El duelo quedará para otra, Casillas podrá brillar mientras los turineses no dejarán de lamentar una baja determinante y decisiva.

Salihamidzic en una banda como lateral si Ranieri quiere ser ofensivo, Nedved por delante. Camoranessi en la derecha como interior, con Del Piero por detrás del punta. Si jugase Trezeguet podríamos hablar de un cúmulo de futbolistas que vivieron su esplendor en el cambio de siglo. Amauri es aire fresco, letal en el remate de centros laterales, protege el balón y tiene calidad para asistir. Define al lateral y su duelo con Pepe será una duelo en la cumbre.

Se tiran atrás, dibujan el 1-4-4-2 a la perfección. Su doble pivote recupera y entrega, balón rápido a Nedved o Del Piero para que hagan de lanzadores para los corredores, Amauri o Camoranesi. A partir del minuto 60’ vienen los cambios, uno de ellos Giovinco, jugador enlace por excelencia, calidad en el último pase y fútbol diferente para una Juve que se suelta cuando juega el pequeño Giovinco. Aumenta la calidad, pierden transición defensiva pero ganan en calidad para llegar cuando recuperan, pasando de ser previsible a ser un equipo diferente. La llave la tiene Ranieri, entrenador que siempre tira de veteranía y experiencia.

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