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Villa se queda sin su último premio

El '7' de España no podrá disputar la final por un tirón en su isquiotibial

PEPE GARCÍA-CARPINTERO

El sueño de jugar la final de la Eurocopa se ha cumplido, pero la pesadilla del 7 puede comenzó mucho antes de que la selección se clasificara para la final. Villa tuvo que retirarse lesionado mediada la primera parte. Una lejana falta tuvo la culpa. Es cierto que no era su distancia más propicia, pero el ansia por marcar el primer gol pudo precipitar su decisión. Primero Senna se acercó para preguntar si la tiraba él, una decisión que Luis hubiera preferido, pero cuando Villa coge el balón y lo besa significa que el tiro es coto privado suyo. Lanzó y el músculo no aguantó. Los nervios asomaron en el banquillo. Silvia, la delegada, corría por la banda para que Cesc empezara a calentar de forma fulminante.

Los gestos de el guaje no ofrecían dudas. Cara desencajada, a punto de aparecer las lágrimas, Villa sabía que su estrella se apagaba. Salió de campo con la cara tapada con la camiseta, mientras el doctor Candel le consolaba durante el camino. Luis le dio una palmada de consuelo y en el banquillo todo fueron carantoñas para el guaje. El silencio se apoderó de toda la afición española. El recuerdo de las muletas de Pau Gasol en la final del Mundial de Japón, tras lesionarse en las semifinales ante Argentina, apareció de forma inusitada. Pero, el pesimismo desapareció con el grito de guerra de esta Eurocopa: “Illa, illa, illa, Villa maravilla”.

Los servicios médicos de la Federación le realizarán hoy por la mañana las pertinentes pruebas médicas que dictaminarán el alcance de la lesión del máximo goleador de la Eurocopa en el isquiotibial de su pierna derecha. “Es una pena, pero se pierde la final. Es un tirón, no es una lesión grave, pero no llega a tiempo para jugar ante Alemania”, aseguraba ayer Luis Aragonés en el túnel de vestuarios. Para culminar su noche negra, Villa fue elegido por sorteo para efectuar el pertinente control antidopaje.

Mientras Cesc abandonaba apresuradamente la fiesta del vestuario para buscar cobertura de su móvil, Iniesta no podía ocultar su satisfacción por el pase a la final. “Esto es la pera, esto es la pera”, no paraba de repetir antes de hablar del futuro. “El España-Alemania es el partido de mi vida, ese que sueñas tantas veces y, por fin, se va a cumplir. Lo tenemos que ganar como sea”, espetaba el centrocampista del Barcelona. Por su parte, Xabi Alonso, que jugó la última media hora de partido, no podía ocultar su alegría. “Es una sensación fantástica después de tantos años esperándola. Hemos hecho un espectacular partido ante un equipo que no era sencillo. La primera parte no ha sido fácil, pero la segunda lo hemos conseguido tocando y tocando. Ojalá en la final demos la misma imagen que hoy”.

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