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La violencia de De Jong hace dudar a la Premier

Aumentan las voces críticas con el juego duro en el fútbol inglés

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

El fútbol inglés necesita un tratado de desarme. Por primera vez en mucho tiempo, ya no es sólo Arsène Wenger el que se queja por las terribles entradas que sufren sus jugadores. La brutal patada que De Jong propinó a Ben Arfa –con fractura de tibia y peroné– ha despertado algunas conciencias en la prensa deportiva.

Los que antes alegaban que Wenger se queja porque el Arsenal no es lo bastante duro para los rigores de la Premier ahora no lo tienen tan claro. 'El fútbol tiene que desarmar a sus misiles humanos', decía en The Guardian Richard Williams.

En The Times, Patrick Barclay elogiaba al seleccionador holandés por no convocar a De Jong, y hacer por tanto lo que no hicieron ni el árbitro ni la Federación: castigar la brutalidad del centrocampista del Manchester City.

La lesión de Ben Arfa coincidió en la misma jornada con otra entrada escalofriante. Karl Henry fue expulsado por una acción violenta sobre el jugador español Jordi García, del Wigan. Todos coinciden en que García tuvo mucha suerte en no salir del campo con una lesión gravísima.

Los comentaristas más prestigiosos de la prensa han evolucionado. Avisan que a este ritmo llegará el día en que los futbolistas creativos prefieran jugar en otros países. Otros siguen anclados en la Edad de Hierro. Ex jugadores como Kevin Keegan aún creen que los huesos de los jugadores se rompen por mala suerte.

La imagen de jugadores con una mascarilla de oxígeno comienza a ser frecuente

Cuando Shawcross le rompió la pierna la temporada pasada a Aaron Ramsey, del Arsenal –al igual que De Jong, tampoco era su primera fractura–, fue lo que dijeron muchos. Su entrenador afirmó que el defensa había actuado 'sin malicia' y que él 'no era esa clase de jugador'. La tibia de Ramsey no apreció la diferencia. Es lo mismo que dice ahora el técnico del City. Roberto Mancini, para quien De Jong sólo es un jugador 'naturalmente competitivo'.

La imagen de jugadores lesionados que salen del campo en camilla y con una mascarilla de oxígeno comienza a ser frecuente. Hace dos años, Eduardo da Silva –qué casualidad, también del Arsenal– salió de esta manera tras una doble fractura, cortesía de un rival del Birmingham. Eduardo dejó el fútbol inglés y no ha vuelto a ser el mismo. El Newcastle está enfurecido y ha exigido a la Federación que castigue a De Jong, lo que en principio no va a ocurrir porque el árbitro ni siquiera pitó falta.

Las televisiones viven del negocio y no quieren darle mala imagen. Con la excusa de no traumatizar a los espectadores, tanto BBC como Sky se niegan a repetir estas entradas. La BBC se quitó el tema de De Jong de encima en unos segundos en su resumen de la jornada.

El 'tackle' es algo que se valora tanto como el remate a puerta

Históricamente, el fútbol inglés ha sido muy condescendiente con la violencia. El 'tackle' –la entrada del defensa por detrás para llevarse la pelota– es algo que se valora tanto como el remate a puerta. Pero en el fútbol actual muchos defensas son auténticos atletas, armarios empotrados que pueden causar una carnicería incluso sin pretenderlo.

Es cierto que ahora se enseñan más tarjetas amarillas y rojas que antes. Pero existe el problema de que cuando el árbitro se equivoca, la Federación mira a otro lado. Sólo intervino en 2006 cuando la Policía de Manchester amenazó con presentar cargos por agresión contra un jugador del City por un brutal codazo que envió a Pedro Mendes al hospital. Quizá está violencia institucionalizada se acabe cuando las víctimas se decidan a presentar denuncias en comisaría por agresión en el centro de trabajo.

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