Todos visten de blanco menos Sebas

Pablo sigue en el club después de la traición que supuso ser reclamo electoral de un candidato a la presidencia del Real Madrid. El Atlético pide reiteradamente comprensión con un desliz que simplemente tilda de desafortunado. Simao ni siquiera escuchó un reproche por posar públicamente, rodeado de jugadores madridistas, brindando por la consecución anticipada de la décima Copa de Europa blanca. Reyes ya no está en el Atlético, pero su marcha nada tuvo que ver con la carcajada ostentosa que tuvo durante la derrota rojiblanca de la pasada campaña en el Bernabéu. Cerezo preside aún la entidad pese a la foto en la que, sonriente, sostiene una camiseta del Madrid con su nombre.

Sebas Truyols, en cambio, es un simple fisioterapeuta que ha sido despedido de forma fulminante por pedirle la camiseta a Casillas en el último derbi. La ofensa al sentimiento es evidente, pero la vara de medir de los actuales gobernantes del club es muy diferente cuando el pecado lo comete un poderoso a cuando lo hace un empleado menor.

Todo ocurrió a la conclusión del Atlético-Real Madrid del pasado sábado. El fisioterapeuta rojiblanco acudió en busca de Iker y consiguió la camiseta del guardameta. Entonces, un utillero del Atlético, Cirilo Gutiérrez, le grita: "¿A este hijo de puta le vas coger la camiseta?". Casillas exige respeto al operario del Atlético y la bronca continúa por el túnel de acceso al campo, con delegados, jugadores y más protagonistas de ambos equipos.

Cuando por fin llegó al vestuario, Sebas creyó alcanzar la calma. Nada de eso. Fue reprendido por Miguel Bastón, preparador de porteros. "No puede ser que perdamos con el Madrid y vayas a pedir la camiseta a Casillas", le espetó. El fisioterapeuta aguantó como pudo el enfado de otros integrantes del club, sobre todo de los veteranos, se fue a casa y a la mañana siguiente acudió, como cada día, a trabajar. Fue allí donde Truyols supo que estaba despedido.

El director deportivo del club, Jesús García Pitarch, comunicó al fisioterapeuta que dejaba el club, no por realizar mal sus funciones, si no el dichoso tema de la camiseta de Casillas. En ningún momento el fisioterapeuta ha recibido reproche alguno sobre su trabajo. Ahora el Atlético, mediante una filtración, al trascender la noticia, pretende cargar sobre él la rueda de lesiones musculares que ha sufrido el equipo. Un intento más, poco convincente, de proteger los métodos de trabajo de Aguirre. Que tiene la enfermería llena.