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"Vamos, Xavi, vamos"

Aún sin ser tan trascendente, el jefe del tikitaka ha dado más pases que nadie en la Eurocopa: 533

ALFREDO VARONA

“Un jugador de 1,70 era, simplemente, imposible”. A menudo, Xavi (Tarrasa, 1980)  recuerda que su vida en el Barcelona no siempre fue fácil. “Rijkaard no confiaba en mí, porque quería un fútbol más físico”. Aquella vida no fue agradecida con el esfuerzo de Xavi, al que se calificó como “el cáncer del Barça” en momentos de histeria. Su carácter, sin embargo, no perdió esa guerra y en el Mundial de Alemania 2006, en el que el fallecido Andrés Montes revolucionó las retransmisiones de los partidos, Xavi ya era Humphrey Bogart. Luis esperó a Xavi, que había sufrido una rotura del ligamento cruzado anterior. Y lo hizo titular. Pero la realidad, odiosa, desmontó aspiraciones importantes.  Un mes antes del Mundial, Xavi ni siquiera había podido participar en la final de la Champions que el Barça jugó ante el Arsenal. Su aventura en Alemania 2006 acabó peor. En el partido crucial del campeonato, ante una Francia, que alineó a Vieira y Makelele en medio campo, Xavi no impuso su poder. Luis le sustituyó en el minuto 71, pero no le echó la culpa. En realidad, la culpa era de todos. “No sabemos competir”, dijo el entrenador que, pese a todo, seguía creyendo en los bajitos. “Tarde o temprano, se podrá ganar con ellos”, avisó.

Han pasado seis años y Xavi todavía sigue en la selección. Andrés Montes murió y la gente apenas se refiere a él como Humphrey Bogart. Son modas que vienen y se van. Pero en la Eurocopa 2008 Xavi fue uno de los precursores de que la historia de España cambiase para siempre. Fue el hombre de Luis, el MVP del torneo, el arquitecto del tikitaka, un mediocampista diferente, capaz de empezar y terminar las jugadas. “A partir de que Rijkaard me adelantase la posición es cuando me sentí más importante”. Todo eso fortaleció a un hombre, que gobernó altas responsabilidades en la selección. Se decidió a pensar como algo más que un futbolista. Guardiola había llegado a su vida y le acostumbró “a pensar como un entrenador”.  Xavi añadió una infinita personalidad en el campo y fuera del campo, capaz de ir en persona a Del Bosque y preguntarle en Sudáfrica porque dijo que el equipo había jugado mal ante Paraguay. Xavi convenció al entrenador, que repasó el vídeo y admitió el error.

 El futbolista de 1,70 encontró años perfectos. "¿Saben lo difícil que es esto?" Su madurez trabajó un camino que cualquiera hubiese imaginado tras caer ante Francia en Alemania 2006. El cambio se materializó a través de la bota derecha de Xavi o, más bien, de su cerebro. "La solución contra nosotros es quitarnos la pelota”, señala. “O trucar las condiciones de juego, hacernos jugar en un terreno muy seco o con el césped alto". El compromiso ya es permanente. Xavi ha dado más pases que nadie (533) en esta Eurocopa. Sin embargo, la estadística no engaña al hombre, exigente consigo mismo. “Me hubiese gustado ser más trascendente”. Y no es que los seis partidos (con el de hoy) que va a jugar en 21 días le parezcan demasiados. “No, yo estoy bien”. Pero esta vez Xavi no ha acortado los plazos para llegar a gol. Ante Portugal, Del Bosque lo sustituyó en el momento cumbre. El partido estaba por resolver. Fue la primera vez que pasó en los últimos cuatro años. Y como ya tiene una edad alta, 32 años, se sospecha si fue el principio del cambio generacional. “No sé si será mi último torneo o no”, señala Xavi, arquitecto para siempre del tikitaka. Siendo un jugador más débil físicamente, ha logrado ganar “con un fútbol vistoso y alegre”. Y cuando llegó a la selección en el Mundial de Corea 2002 no era así. “El fútbol tendía más al físico”.

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