"Ya me veo campeón olímpico de 1.500 metros en Pekín"

Se le ve feliz. Reyes rebosa satisfacción, ha recuperado la ilusión con su nuevo entrenador, Manuel Pascua, y parece un atleta renacido. “A ver lo que le dura”, murmuran algunos. Pero él mismo está sorprendido de cómo se está entrenando estos días. Está muy a gusto.

¿Es ésta la última gran apuesta de Reyes Estévez?
Sí. Llevaba cuatro años entrenando en Soria y los resultados no eran buenos. No tenía motivación y estaba a disgusto.

¿Cuándo se decidió a venir?
Desde hace tiempo quería  que me entrenara Pascua. Y este año era ‘el todo o nada’: mis últimos Juegos Olímpicos. Creo que es el mejor entrenador. ¡También es el que más machaca! Yo voy a arriesgar todo para conseguir la medalla olímpica, que es la que me falta.

¿Guarda buenos recuerdos de Soria?
A nivel personal, sí. Pero en lo profesional, hubo dos etapas. La primera, cuando Fermín Cacho y Abel Antón estaban aún en activo fue fantástica. A partir de 2005, sin Fermín ni Abel, se estropeó todo: faltó profesionalidad. Yo podía haber dado mucho más. Pero también por parte del entrenador, Enrique Pascual, que ya no estaba en lo que tenía que estar. Y eso me lo debería haber comunicado, porque es duro estar solo en una pista, muchos días, con frío. Si miro hacia atrás, me equivoqué, tenía que haberme venido a Madrid hace cinco años. En Soria no podía estar ni un día más: estaba ‘quemao’.

¿Llegó a sentirse mentalmente mal?
Sí, sí. Me fui apagando y lo pasé muy mal. Tuve depresión y mucha ansiedad. Estuve con tratamiento: no podía dormir.

Existe la percepción de un Reyes Estévez de mucha calidad pero perezoso para entrenarse. ¿Es un mito?
Vamos a ver. Por ejemplo, cuando me entrenaba en el CAR de San Cugat, es cierto que yo no era de los que estaban a las nueve en punto desayunando. Pero siempre digo lo mismo: que pregunten a mis entrenadores. A los tres. A Gregorio Rojo, que en paz descanse, a Enrique y, a Manolo. Nunca he sido un atleta ‘escaqueón’, de esos que están llorando todo el día o que les mandas dos series y hacen una.

¿Cómo vivió la Operación Puerto?
Fue un impacto muy fuerte. Se vio que en el ciclismo aquello estaba generalizado. Y el que juega con fuego se quema.

¿Qué planes tiene para este invierno?
Quiero correr el cross de Soria (25 de noviembre) y después me centraré en los 3.000 metros para la temporada de pista cubierta. Si corro en 7’40”, me plantearé ir al Mundial de Valencia de marzo. Si no, no.
Supongo que el gran objetivo del año es el 1.500 de Pekín, y ahí hay muchos pura sangres: Higuero, Casado, Gallardo, los dos Alvaros (Rodríguez y Fernández), Diego Ruiz, usted, ... pero sólo pueden ir tres españoles.

Si tuviera que hacer una quiniela, creo que iremos Higuero, Alvaro Fernández y yo mismo.

¿Descarta a Casado?
Sí. Es competitivo, pero está por detrás de Higuero. Le veo pesado, creo que debería perder un poco de peso, no va suelto.

¿Qué opina de Higuero?
Es bueno, pero en la alta competición le falla la cabeza. No tiene explicación, quizá tiene que creérselo un poco más. A mi me pasa al revés, un Campeonato de España no me motiva pero un Mundial me pone la carne de gallina y disfruto.

¿Está complicado el futuro del atletismo español?
Sí. En mi época ibas a un cross y veías 300 niños. ¡Ahora ves 15!

¿Cómo se puede ‘vender’ mejor el atletismo?
Con nuevas ideas. Yo haría una Liga de Oro de 1500 metros en España. Es la prueba que gusta.

¿Cómo son sus entrenamientos ahora?
Es un trabajo de mucha fuerza, (que me gusta) mucha técnica de carrera, gimnasio y muchos ‘multisaltos’.

¿Cuál es su entrenamiento favorito?
Me encanta el interval: correr diez veces 400 metros con un solo minuto de recuperación. Cuando los hago en 57 segundos, ¡estoy listo!

¿Se ve campeón olímpico en Pekín?
Sí, ya sí. Por tres razones: tengo  ahora al mejor entrenador, las mejores instalaciones ... ¡y yo me considero un gran atleta!