Este artículo se publicó hace 4 años.
Unos 13.500 trabajadores de Lidl van a la huelga después de que la empresa no cumpla sus propios compromisos
La cadena de supermercados alemana no ha respetado el plus que prometió a la plantilla por su elevada exposición al virus en el inicio de la pandemia, según los sindicatos. Al mismo tiempo que las ventas se llegan a duplicar, los empleados ven cómo la empresa cambia sin previo aviso sus horarios, trastocando la conciliación familiar.
Madrid-Actualizado a
La cadena de supermercados Lidl afrontará una huelga de sus trabajadores el 4 de junio. Exceptuando las tiendas ubicadas en Euskadi, UGT y CCOO convocan un parón para el resto del país, que presenciará la primera huelga en uno de los enclaves esenciales y que más ha sufrido los estragos de la pandemia antes de que se decretara el estado de alarma. "Hay tiendas que están doblando las ventas y ni siquiera se han utilizado los horarios previstos para la mitad de esas ventas; es decir, ganan mucho más mientras reducen las horas a los trabajadores buscando aumentar la productividad", denuncia Ángel Trujillo, el responsable estatal por CCOO de Lidl.
Casi tres meses después del inicio de la crisis sanitaria, y a medida que se actualizan los protocolos de actuación, aún hay problemas en cuanto a la seguridad e higiene de los artículos: "Nos hacen llegar reglamentos que ni siquiera la empresa es capaz de cumplir. Por ejemplo, para el textil nos dicen que no se puede vender nada sin embalar mientras que Lidl envía toda la ropa a la tienda sin embalaje alguno", continúa Trujillo.
De la misma forma, el delegado de CCOO, que trabaja en un Lidl de Sevilla, incide que "la empresa se niega a reforzar la seguridad" y que, al contrario, "la está bajando, por lo que las tiendas están a reventar y es imposible cumplir los dos metros de separación". En este sentido, también aclara que “allí donde se ha puesto seguridad, cuando ha habido una cola fuera, los mandos intermedios de la empresa han dado órdenes para que entraran todas las personas posibles para evitar esa imagen”, en sus propios términos. Lidl ha declinado responder a las preguntas de Público remitiéndose a un comunicado en el que explicitan las mascarillas, pantallas protectoras, guantes y geles desinfectantes, una máxima que no niegan los trabajadores.
Un premio que nunca fue tal
Pero eso no es suficiente. “La empresa, de forma unilateral, decidió pagar al 150% todas aquellas horas trabajadas del 9 al 29 de marzo, pero tampoco lo ha cumplido. O sea, que ni siquiera hacen bien lo que ellos solos dicen que van a hacer”, remarca Trujillo. Desde CCOO presuponen esta medida de gracia porque la firma vio cómo otras cadenas sí premiaban el esfuerzo extra que sus plantillas se estaban viendo obligadas a realizar. Si se hubiera llegado a practicar lo prometido, el grupo salarial más bajo en el escalafón, los mozos de tienda y cajeros, podrían haber visto cómo se incrementaba el pago de sus horas, pasando de los 8,80 euros habituales a los 13,20 excepcionales.
“Apretamos para que la empresa pagara algo más por la exposición al virus que tuvimos, y en logar de acordarlo lo aprobaron sin contar con los sindicatos para lanzar ese mensaje de «nosotros sí pensamos en nuestros trabajadores y no tenemos que llegar a acuerdos con ellos para premiarlos»”, relata el responsable. Y continúa: “Lo hicieron con intención de debilitarnos, porque los trabajadores estaban con nosotros, así que prefirieron apaciguar los ánimos por entonces antes de que saliese algo en la prensa”.
Daniel Pérez, miembro de la comisión sindical de UGT en Lidl, denuncia que “hay muchas cosas fuera de la normalidad”. Así lo ejemplifica: “Existen demasiados desajustes en torno a la conciliación familiar como respuesta a los cambios de planificación inesperados de la empresa. Un empleado puede trabajar unas horas de más o de menos hoy sin saber si se las van a pagar y cómo, o si las va a tener que compensar”.
Feminización de los trabajos temporales
Lo que ha ocurrido en Euskadi es diferente. Allí, la entidad sí que ha llegado a un acuerdo con el sindicato ELA en el que aceptan las peticiones de la plantilla, muy parecidas a las que reclamarán el 4 de junio en el resto de España. Una buena noticia que se convierte en parcial si se atiende a las cifras: en todo el país hay 600 tiendas Lidl, con unos 15.000 trabajadores, mientras que en la región vasca hay 29 tiendas de la marca y emplean a unos 1.500 trabajadores, según datos aportados por Trujillo. “Pensamos que hay trabajadores de primera y otros de segunda para esta empresa”, resume él mismo.
Más datos, esta vez mucho más alarmantes. “El 90% de la masa asalariada en las tiendas son mujeres con contratos a tiempo parcial, de entre 22 y 30 horas semanales. Son contratos parciales no deseados, a la mayoría de ellas les gustaría trabajar a jornada completa, y no entendemos cómo la empresa no ha aumentado sus horas, teniendo en cuenta la carga de trabajo y el estrés que hemos sufrido”, explica el responsable de CCOO.
Pérez, de UGT, defiende la misma postura que su homólogo: “Hacemos una lectura muy mala de lo sucedido en Euskadi. No tanto porque lo hayan conseguido, de lo que nos alegramos, sino porque a nosotros ni siquiera nos responden a temas generales que ocupan a la inmensa mayoría de la plantilla”, aduce el sindicalista referenciando que entre los dos sindicatos mayoritarios representan al 82% de los trabajadores en total.
En definitiva, los dos sindicatos mayoritarios han llamado a la huelga a un total de 13.500 trabajadores de toda España menos en Euskadi. El primer parón de una firma que integra el sector económico que menos ha parado y más volumen de trabajo ha tenido durante los meses del estado de alarma. “La huelga va a ser un éxito porque la gente, que no tiene respuestas desde la empresa, está muy quemada”, sentencia Pérez.
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