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Àlvarez pide a "la mayoría de izquierdas" que se ponga a trabajar y "se deje de tonterías"

El recién elegido secretario general de la UGT exige a los partidos progresistas que dejen la ambigüedad y comiencen a derogar la reforma laboral. En su intervención no ha mencionado el derecho a decidir, que había marcado el Congreso.

El nuevo secretario general de UGT, Josep María Álvarez, durante el discurso que ha pronunciado en la clausura del 42 Congreso Confederal del sindicato. Álvarez ha sido elegido esta madrugada nuevo secretario general de la organización para los próximos cuatro años, en una votación muy ajustada en la que el nuevo líder ugetista ha obtenido el 51,1 % de los votos, sólo 17 más que su contrincante Miguel Ángel Cilleros. EFE/Kiko Huesca

JAIRO VARGAS

@JairoExtre

MADRID.- Elegido a las cinco de la madrugada y sin dormir, Josep Maria Àlvarez prometía no dar una "gran chapa" en su primer discurso como secretario general de la UGT. Este asturiano que ha liderado durante casi 26 años la UGT de Catalunya se impuso por un margen más ajustado del que se esperaba, 17 votos, al candidato continuista de Cándido Méndez, Miguel Ángel Cilleros.

Renovada la Ejecutiva Confederal, sustituido el secretario general tras 22 años y aprobada una reestructuración de las federaciones estatales de sindicato de seis a tres, Àlvarez podía cantar victoria y mostrar, ya sin tapujos, su posición ante el gobierno o desgobierno que se cierne sobre los españoles. No le ha temblado la voz para pedir celeridad a los partidos de izquierdas. A PSOE, Podemos, IU, Compromís y, seguramente a ERC. A esa "mayoría de izquierdas del Parlamento" le ha exigido "que se dejen de tonterías y que se pongan a trabajar" en "solventar los problemas de la gente".

Y esos problemas, para el nuevo líder de UGT, se puede resumir en uno y grande: la reforma laboral. Por eso ha pedido que "ambigüedades aparte" ─un claro dardo al PSOE─ "empiecen a derogar la reforma laboral tal y como se han comprometido" porque "con la actual legislación, no levantamos cabeza en un negociación con la patronal".

Ése ha sido el único mensaje que ha lanzado hacia afuera. Ha criticado la "inhumana" Unión Europea por su política con los refugiados, ha cargado contra el TTIP y ha demandado a la Confederación Europea de Sindicatos que sea "más proactiva". Pero en clave nacional, sólo ha hablado de los posibles pactos.

Ni siquiera ha mencionado en su discurso el derecho a decidir de Catalunya, del que es partidario. Un asunto había marcado el 42ª Congreso de la UGT, el de "la unión en pie", y que Méndez usó veladamente en su despedida para minar su candidatura y recabar respaldo para Cilleros, su preferido.

El plan de la cúpula de UGT funcionó, pero no del todo. Lo ajustado de las votaciones, teniendo en cuenta que Àlvarez contaba con el apoyo de las dos grandes federaciones (la del Metal y la de Servicios Público), revelan que hay una gran parte de los delegados que no comulgan con el histórico líder de la Unión en Catalunya.

"Vamos a transformar este sindicato, pero desde la continuidad. No hay ruptura"

Quizás por eso, Àlvarez ha querido apaciguar los ánimos. "Vamos a transformar este sindicato, pero desde la continuidad. No hay ruptura", ha subrayado antes de reconocer "porque hay que ser justos" que el debate de este Congreso ya comenzó en el anterior, el que reeligió a Méndez a regañadientes porque no había otro candidato. Por eso ha agradecido a José Javier Cubillo, secretario de organización de Méndez y favorable a la candidatura de Cilleros, que haya pilotado este Congreso.

La cosa también va de gestos cuando se toma posesión, y no ha faltado el abrazo entre los tres candidatos, incluido Gustavo Sanata, el canario que no logró los vales. Pero Àlvarez ha querido ir más allá al elogiar y abrazar con efusión a Carmen Castilla, la secretaria general de UGT Andalucía, la unión regional más importante y también la más emponzoñada en presuntos casos de corrupción. "Estamos orgullosos del trabajo que hace UGT Andalucía", ha expresado el flamante nuevo líder del sindicato en el final de su discurso.

Para Àlvarez, lo más importante de su gestión durante este mandato van a ser dos aspectos con lo que quiere limpiar la imagen de UGT y de sindicalismo en general: La participación y la transparencia. Habrá, ha dicho, referéndums entre todos los delegados del sindicato para validar cualquier acuerdo de importancia. Pero también quiere que participen más los afiliados en los proceso congresuales.

En cuanto a la transparencia, el asturiano se propone dar cuenta de "qué se firma, por qué y en qué condiciones", sobre todo en lo relativo a acuerdo con las administraciones públicas. Sólo así, piensa, la UGT puede lavar su imagen y volver a ser una herramienta útil para los trabajadores y trabajadores.

"Nos sentimos maltratados por esta campaña de criminalización del sindicalismo. No sólo aquí, también se ha dado en la mayoría de países de la UE"

Sin embargo, no ha dejado pasar la oportunidad de recordar el mantra del sindicalismo durante estos último años de crisis. "Nos sentimos maltratados por esta campaña de criminalización del sindicalismo. No sólo aquí, también se ha dado en la mayoría de países de la UE", ha sostenido. Los cabos, Àlvarez los ata a la perfección: "El capital, los poderosos saben que para arrebatar derechos primero tienen que acabar con las organizaciones sindicales que los han conseguido", ha asegurado. Y eso, dice, no va a pasar en España.

El 42º Congreso de UGT ha concluido. La era de Cándido Méndez, así como la de otros nombres como el de Toni Ferrer o Cubillo, manos derecha e izquierda del secretario general saliente, también pasaron. A Àlvarez le toca ahora un gran reto. La reestructuración de federaciones, el adelgazamiento de las cúpulas y evitar fricciones en el proceso. Pero eso será "a partir del lunes". Este domingo, toca descansar después de casi cuatro días de intensos debates en el seno del centenario sindicato.

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