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El banco suizo UBS compra a precio de saldo Credit Suisse tras su desplome

La principal entidad entidad del país sale al rescate de la segunda en una operación a contrarreloj por 3.250 millones. El Gobierno da una garantía de 9.000 millones de euros.

Credit Suisse pierde más de una cuarta parte de su valor en la bolsa de Zúrich
El temido efecto cadena ya ha hecho que se desplomen las acciones de otros bancos europeos hasta dos dígitos.

Han sido días frenéticos en el parqué suizo tras el desplome de un 26% en las acciones de Credite Suisse, el segundo banco del país. El riesgo de un agujero sin precedentes en el sistema bancario de Suiza ha hecho trabajar contrarreloj al Gobierno, pero también al primer banco del país, el UBS, que se ha lanzado a la adquisición de su maltrecho rival en una operación rauda que se ha saldado finalmente por 3.250 millones de dólares.

Más del triple que la oferta inicial. Aun así, es un precio de saldo, menos de un tercio de la última capitalización bursátil de Credit Suisse el pasado viernes, que ascendía a los 8.000 millones de euros.

Credit Suisse es la primera víctima fuera de Estados Unidos de la crisis bancaria que estalló la semana pasada en este país. Y el resultado es su absorción por su competidor con el aval del Gobierno suizo, según ha explicado este domingo el Gobierno federal.

Esta absorción dará lugar a uno de los bancos más grande de Europa y supone un balón de oxígeno para los mercados, que no habrían reaccionado bien a un nuevo lunes de cotización con más pérdidas para Credit Suisse.

Del rescate en 2008 a ser de los mayores bancos de Europa

Pero al mismo tiempo traslada el temor entre los clientes de ambos bancos, ahora uno solo, sin apenas competencia y con vía libre para imponer nuevas condiciones. Porque UBS es ahora un banco sólido, valorado en 56.000 millones de euros, que lleva años creciendo a costa de los clientes que ha ido perdiendo Credit Suisse.

Pero UBS no es ni mucho menos una entidad ejemplar y ética. Llegó a valer mucho menos de lo que ahora valía Credit Suisse. Estuvo al borde de la quiebra durante la crisis de 2008 debido a su fuerte exposición a la burbuja de las hipotecas subprime que se llevó por delante al estadounidense Lehman Brothers y dio paso a la gran recisión que azotó el planeta.

Suiza tuvo que salir en su rescate a razón de 3.500 millones de euros y se hizo cargo de 60.000 millones de dólares (entonces 44.780 millones de euros) en activos tóxicos de estas hipotecas estafa. Como en España con la Sareb, o banco malo, Suiza creó un fondo espacial para desembarazar a la entidad del lastre con total respaldo y control del Banco Central suizo. Solo así pudo superar el bache hasta llegar a ingresar más de 7.000 millones de beneficios en 2022. Ahora se queda con su principal competidor por un precio reducido, se convierte en un banco gigantesco y se pone la bandera de salvador nacional. Eso sí, con un seguro público de 9.000 millones.

"Es una solución apoyada por el Gobierno, que garantiza las condiciones marco para su éxito", aseguró el presidente de Suiza, Alain Berset.

La Confederación Suiza otorgará una garantía equivalente a más de 9.000 millones de euros para reducir los riesgos en los que incurre el UBS, según la ministra de Finanzas, Karin Keller-Sutter.

La quiebra de Credit Suisse "habría tenido consecuencias irreparables" en todo el mundo

Esta garantía funciona "como si fuese un seguro" y cubrirá eventuales pérdidas "de un portafolio muy específico" del Credit Suisse y únicamente si estas pérdidas superan un umbral que la ministra no precisó.

Keller-Sutter indicó que la quiebra de Credit Suisse "hubiese tenido consecuencias irreparables" no sólo para Suiza, sino para la banca en el resto del mundo y que por esta razón "asumimos responsabilidades que van más allá de nuestras propias fronteras".

La ministra aseguró que este arreglo "no es un rescate" porque esta figura sólo aplica en el caso de bancos que no pueden asumir sus obligaciones por insolvencia, lo que no era el caso de Credit Suisse. "Aquí no había un problema de solvencia, sino una crisis de confianza", se aclaró.

No obstante, la fuga de activos que sufrió el banco la última semana y la gran caída del precio de sus acciones en cuestión de días abrían la posibilidad real de una quiebra, "lo que hubiese tenido un impacto colateral inmenso, que podía contagiar a UBS y a otros bancos" en el mundo, indicó la ministra.

Las autoridades confirmaron que el pasado día 15 ya se estaba discutiendo de una posible fusión entre Credit Suisse y UBS, pero que se decidió mantener todo en estricta reserva para evitar inyectar todavía más nerviosismo en los mercados.

"La solución que hemos encontrado es sólida y es adaptada para estabilizar la situación y dar seguridades a los mercados financieros", precisó Berset.

El presidente de UBS, Colm Kellenher, presente en la misma conferencia de prensa, confirmó que esta operación no será sometida a voto de los accionistas y que su conclusión definitiva podría tardar semanas y hasta meses, hasta que sea aprobada totalmente por las instancias reglamentarias.

El UBS ha acordado comprar a su debilitado rival tras un fin de semana de intensas negociaciones entre los dos bancos, el Ejecutivo, el Banco Central y la entidad reguladora para evitar el colapso del sistema financiero del llamado país de los banqueros, cuyo prestigio lleva años debilitado por los escándalos y mala gestión de Credit Suisse en mercados internacionales.

Como parte del acuerdo, las partes involucradas han acordado cambios en la legislación bancaria del país para evitar que esta decisión de compra sea sometida a voto de los accionistas de UBS, según la fuente, que tendían que validar la compra en un plazo no inferior a seis semanas.

Para cerrar el acuerdo, el banco comprador le habría exigido varias garantías al Credite Suisse. En particular, una cobertura para cubrir gastos relacionados con posibles litigios.

Esta oferta duplica una que UBS habría hecho horas antes y que Credit Suisse habría rechazado por juzgarla perjudicial para el establecimiento y sus accionistas, ya que valoraba en 0,25 céntimos de franco suizo sus acciones, frente a los 1,86 francos a los que cerró en la sesión bursátil del pasado viernes.

La nueva oferta valoraría el título del que ha sido en las últimas décadas el segundo mayor banco del país —y que estuvo entre los diez más importantes de Europa— en algo más de 0,50 céntimos, menos de la tercera parte de su cotización bursátil más reciente.

En caída libre

Hace un mes, las acciones de Credit Suisse valían 2,77 francos y hace seis meses se cotizaban en 4,64 francos, aunque en ese momento su imagen ya estaba deteriorada por los resultados de gestiones deficientes, escándalos que pusieron en duda su reputación y litigios que le obligaron a pagar millonarias multas, en particular en Estados Unidos.

Todo ello llevó a que el banco perdiera más de 7.300 millones de francos (unos 7.900 millones de dólares) en 2022, año en el que empezó a perder clientela de manera importante y experimentó salidas de colosales cantidades de dinero, es particular en el último trimestre del año.

El préstamo de más de 50.000 millones de francos que la semana pasada el Banco Nacional de Suiza aceptó hacerle para calmar los mercados, considerando que su capital y su liquidez eran suficientemente sólidos, no tuvo el resultado esperado y la entidad se encaminaba a un situación insostenible. La confianza de sus cliente se evaporaba a marchas forzadas y, según The Financial Times se estaban retirando una media de 10.000 millones diarios en depósitos.

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