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Desescalada coronavirus La pandemia se lleva por delante más de 50.000 pequeños negocios con empleados en solo cinco meses

La desaceleración económica y el desplome del consumo por la pandemia abocan al cierre a más de 33.000 microempresas, llevan a tirar la toalla a 18.000 autónomos con asalariados y destruyen más de 130.000 empleos en la época del año en la que tradicionalmente más aumentaba su actividad por las campañas estivales.

Las pequeñas empresas de la hostelería son las que están sufriendo con mayor dureza los efectos del parón económico derivado de la pandemia. / PxFuel / CCO
Las pequeñas empresas de la hostelería son las que están sufriendo con mayor dureza los efectos del parón económico derivado de la pandemia. / PxFuel / CCO

Los daños que la pandemia del coronavirus está provocando en el tejido productivo y comercial español se están cronificando, especialmente entre las empresas y negocios de menor tamaño, mientras crece la inquietud acerca de si esos desperfectos se convertirán en estructurales en vísperas de un otoño que diferentes observadores sitúan como el próximo momento crítico para la malla empresarial del país.

La Estadística de Empresas Inscritas en la Seguridad Social del Ministerio de Trabajo, que contabiliza las sociedades con empleados, revela cómo al cierre del mes de julio se habían perdido en España 42.081 empresas en relación con el mes de febrero, el previo a la declaración de la pandemia y el confinamiento y, con ellos, a la histórica desaparición de 85.873 entidades solo en la segunda quincena de marzo, una caída a la que se sumó otra de 5.367 en abril.

Esa intensa destrucción del tejido empresarial empleador, cuyos daños se concentran entre las microempresas de menos de diez trabajadores, que con 33.802 bajas acumulan el 80% del total, es, en realidad, mayor, ya que se ha dado en la época del año, entre marzo y junio, en la que esa malla crece con mayor intensidad al activarse sociedades de carácter estacional, vinculadas a sectores como la agricultura, la hostelería, el ocio y la cultura.

Así, esa merma de 42.081 empresas empleadoras entre marzo y julio ha ocurrido en unos meses en los que, según indica la media de los cinco años anteriores, deberían haber entrado en funcionamiento 18.505, lo que sitúa la pérdida en 60.586.

El decalaje se acercaba a las 80.000, con 51.088 bajas y 27.745 altas volatilizadas, entre marzo y junio, un registro que se ha visto paliado en julio por el inusual dato positivo de ese mes, consecuencia de la lenta recuperación del tejido tras la caída de la primavera y la lenta reanudación de la actividad económica a partir de mayo, lastrada, en cualquier caso, por el desplome de la demanda y el consumo.

A esa cifra, por otro lado, hay que sumarle los alrededor de 14.000 autónomos que han bajado la persiana en lo que va de año, una cifra que presenta una inquietante similitud con la de las bajas de personas físicas con asalariados , un grupo que en un año encadena una pérdida de más de 36.000 unidades, uno de cada doce: o cierran o siguen trabajando pero sin dar empleo a un ritmo de 3.000 por mes (18.361 de enero a junio, 650 más que en el segundo semestre de 2020) que no neutraliza, ni de lejos, el relevo de los nuevos emprendedores.

El daño se concentra en la microempresa y los autónomos
El número de empleados de los autónomos ha caído de los 877.208 del final del año pasado a los 834.010 de mediados de este, un desplome de más de 43.000 en seis meses que refleja cómo las consecuencias económicas de la pandemia se están dejando sentir con fuerza en las unidades productivas y comerciales de menor tamaño.

Esa tendencia se observa también en el ámbito empresarial, en el que, en un país con una fragilidad endémica en este ámbito, la intensidad de la destrucción del tejido y del empleo se está concentrando en las firmas de menor magnitud: 40.237 de las 42.081 que bajaron la persiana entre marzo y julio eran pequeñas, de menos de 50 empleados, y, dentro de estas, 33.802 (el 78,9% del total) eran microempresas de menos de diez.

Los efectos de ese proceso en el empleo se han traducido, pese a la ligera recuperación de julio, en una pérdida de 88.000 puestos de trabajo en las microempresas (a los que se suman los 43.000 de los autónomos) y 141.000 en el resto de las pequeñas, mientras los retrocesos se elevan a 81.000 en las medianas (de 50 a 250) y 164.000 en las grandes.

74.000 bares que no abren y 130.000 que van a cerrar

Por sectores, las mayores afecciones se están dando en la hostelería , que está acusando la intensa crisis que la pandemia ha provocado en el sector turístico, agravada por el efecto desincentivador que las cuarentenas impuestas por decenas de países a los ciudadanos que visiten España han añadido a la caída de las rentas por los confinamientos, que alcanzan el 20% en las clases medias europeas.

En julio se encontraban operativas en el país 6.200 empresas de restauración y de alojamiento con empleados más que en febrero, un dato aparentemente positivo que, sin embargo, enmascara la magnitud del retroceso: durante los últimos se venían creando alrededor de 80.000 en los meses de primavera y el comienzo del verano.

A esa situación se le suma la que están atravesando los autónomos de ese ramo. Eduardo Abad, secretario general de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos), ha reclamado al Gobierno "un plan de rescate específico" para un sector en el que su organización teme que "van a tener que cerrar sus puertas antes de que termine el año" cerca de 130.000 de los 320.000 trabajadores por cuenta propia que ahora se dedican a la restauración, buena parte de ellos con asalariados.

"Están sufriendo de una forma desmedida los daños por el coronavirus y las restricciones en el ocio, y van a ser uno de los sectores más castigados", señala Abad, que, además de medidas de reactivación del consumo como los cheques-comida, reclama aplicar un IVA del 10% en la hostelería y prorrogar "al menos hasta enero de 2021" tanto los ERTE como el cese de actividad en este ramo.

Baja el telón: cierra una de cada diez firmas de cultura y entretenimiento

Otro de los ramos que están acusando con especial intensidad las consecuencias de las restricciones de la actividad por la pandemia es el de la cultura y el entretenimiento, que acumula la pérdida de más de 3.200 empresas (una de cada diez) en unos meses en los que llega a ganar un millar. El sector ha perdido más de 46.000 empleos (uno de cada seis) en unos meses en los que, en un año normal, llega a crear 15.000.

La industria de la cultura, cuyo grueso está formado por empresas de pequeño tamaño, se ha hundido en una primavera y un verano que, junto con la época navideña, sueñen ser la mejor época del año para el sector.

Por último los daños en el tejido productivo y comercial resultan especialmente intensos en las zonas con mayor dependencia del turismo, caso de los archipiélagos y el arco mediterráneo, de Andalucía a Catalunya.

Un tercio de las empresas del país en riesgo de impagos

Y las perspectivas de recuperación no son muy halagüeñas pese a la movilización de recursos públicos sin precedentes que ha provocado la pandemia.

Un reciente estudio de Banco de España sobre las necesidades de financiación de las empresas del país por el parón de la actividad cifra esos requerimientos en 238.000 millones de euros hasta fin de año, señala que los programas estatales de avales y liquidez pueden llegar a cubrir tres cuartas partes de ese dinero y anota que, "a pesar de la caída sin precedentes de la facturación empresarial", alrededor de un tercio de las empresas "habrán podido hacer frente a esta situación sin registrar déficit de liquidez ni experimentar un deterioro de la situación patrimonial".

Banco de España: "Habría llevado a elevar significativamente los niveles de vulnerabilidad financiera"

Sin embargo, añade, el retroceso de la actividad "habría llevado a elevar significativamente los niveles de vulnerabilidad financiera" para el resto, algo que se estaría produciendo "con mayor intensidad dentro del segmento de las pymes y, especialmente, entre las empresas de los sectores más afectados por la pandemia, como los de turismo y ocio, vehículos de motor y transporte y almacenamiento".

La hostelería aparece como el ramo más necesitado de inyecciones económicas, una situación que hasta final de año va a afectar a más del 90% de sus empresas.
A nivel general, más de un tercio de las firmas del país va a tener problemas para afrontar sus pagos, algo que amenaza con activar una ola de morosidad e insolvencia de consecuencias imprevisibles para el sistema económico español.

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