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Estados Unidos intenta aplacar el pánico a una crisis financiera a base de inyecciones de liquidez en los bancos con dificultades

Los órganos reguladores del Gobierno estadounidense garantizan los fondos de los clientes del Silicon Valley Bank y ponen en marcha una línea de financiación para entidades con problemas. Los mercados reaccionan con nerviosismo.

Policía delante de Siilc
Una persona muestra una tarjeta del banco SVB en Londres, delante de una oficina de HSBC, entidad que ha comprado la filiad británica del SVB por una libra. andy Rain / EFE | EPA

Los viejos fantasmas de la crisis de 2008 han resurgido con fuerza estos días tras la quiebra el pasado viernes del Silicon Valley Bank (SVB), entidad financiera especializada en startups que tuvo que ser intervenida el viernes por las autoridades estadounidenses, después de que sus acciones se desplomaran en dos jornadas consecutivas debido a sus graves problemas de liquidez.

El SVB no es una entidad menor: tiene 209.000 millones de dólares (196.192 millones de euros) en activos y alrededor de 175.400 millones de dólares (164.651 millones de euros) en depósitos. A ello hay que sumar el cierre el domingo de otro banco, el Signature Bank, radicado en Nueva York y especializado en criptomonedas. Esta entidad es un poco más pequeña que el SVB: cuenta con 110.000 millones de dólares (102.670 millones de euros) en activos y unos 88.600 millones de dólares (82.700 millones de euros) en depósitos. Sin embargo, estas dos caídas en 48 horas han provocado los primeros atisbos de pánico en los mercados. 

La caída del SVB es la mayor de un banco desde el final de la anterior crisis financiera y ha puesto en alerta a los mercados y también a los Gobiernos de todo el mundo. El pasado viernes, en apenas diez horas desaparecieron de sus libros de contabilidad 42.000 millones de dólares (unos 39.500 millones de euros), o lo que es lo mismo, más de un millón de dólares por segundo. No había ocurrido nada igual desde el año 2008, cuando Washington Mutual, la que era entonces la mayor caja de Estados Unidos, perdió casi 17.000 millones de dólares en depósitos en apenas diez días.

El Gobierno de Estados Unidos no quiere pillarse los dedos y como si de una infección se tratase, intenta evitar como sea el efecto contagio. En ese sentido, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ya ha ordenado a la Corporación Federal de Garantía de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) garantizar los fondos de los clientes del Silicon Valley Bank. De hecho, los depositantes del banco podrán acceder de nuevo a su dinero este mismo lunes, según el Tesoro estadounidense.

Además, el Gobierno de Joe Biden ha puesto en marcha una línea de liquidez para bancos con dificultades de financiación. Todo con tal de evitar que la desconfianza se contagie a otras entidades financieras y las salidas de depósitos provoquen una crisis más profunda.

La FDIC garantiza cualquier depósito bancario hasta los 250.000 dólares (235.000 euros). Pero los clientes del SVB son –o eran–, en su inmensa mayoría, empresas —casi todas del sector tecnológico—, que tenían depósitos mucho mayores y que dependen de ese dinero para hacer frente a sus gastos rutinarios, incluidas las nóminas de sus trabajadores.

Pese a la gravedad de la situación, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, descartó este domingo un rescate para el SVB y trató de marcar distancias con la situación de la crisis financiera de 2008. "Los estadounidenses tienen que tener confianza en que el sistema bancario es sólido, que puede responder a las necesidades de crédito de familias y empresas y que los depositarios no tienen que preocuparse de que vayan a perder el acceso a su dinero", dijo Yellen en una entrevista televisiva. Mientras tanto, el Gobierno estadounidense busca comprador para la entidad bancaria intervenida el viernes.

En un intento de aplacar el pánico, Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, salió a la palestra para mandar un mensaje de tranquilidad: "Los estadounidenses podéis tener confianza en que el sistema bancario es seguro. En mi Administración nada ni nadie está por encima de la ley", recalcó el mandatario, asegurando con rotundidad que el contribuyente no asumirá ninguna pérdida. Y volvió a asegurar, como ya hizo el domingo su secretaria de Estado, que los clientes de los bancos Silicon Valley Bank y Signature Bank que tendrán sus depósitos. "Sus depósitos estarán ahí cuando los necesiten", dijo Biden en una breve intervención ante la prensa. 

Mientras Estados Unidos actúa, el resto del mundo contiene la respiración. Países como Francia, China y Japón también lanzan mensajes de tranquilidad: aseguran que no ven un riesgo inminente para sus sistemas bancarios tras las quiebras de los dos bancos estadounidenses. Sin embargo, Reino Unido ha decidido actuar con contundencia desde el principio y no dejar nada al azar: el banco HSBC, el más importante del país, ha comprado la filial británica del SVB por una libra (1,13 euros) tras su colapso, a través de un rescate privado autorizado por el Gobierno de Rishi Sunak y el Banco de Inglaterra.

Nerviosismo en los mercados

Pese a los mensajes tranquilizadores de las autoridades monetarias, los mercados han reaccionado con nerviosismo. En una jornada sin datos macroeconómicos de relevancia, el temor a un contagio de todo el sector bancario acapara la atención de los inversores. En España, el Ibex 35 caía un 3% en su primera hora de cotización, arrastrado por los bancos, que volvían a liderar los descensos. A mitad de sesión, la caída se había estabilizado en torno a ese 3%.  Son los bancos los que arrastran al Ibex con caídas superiores al 5%, de forma que Banco Sabadell se deja el 8,94 %; Bankinter, el 6,72%; Banco Santander, el 6,61%; BBVA, el 5,84%; Unicaja, el 5,45%, y Caixabank, el 5,09%.

A pesar del nerviosismo imperante, los analistas descartan por ahora el 'efecto contagio'

La misma tendencia se repite en toda Europa: los grandes bancos europeos sufren en bolsa este lunes con caídas que superan el 10% en algunos casos, y arrastran a la baja a los principales índices europeos debido a las imprevisibles consecuencias para el sector que puede acarrear la quiebra de los estadounidenses Silicon Valley Bank y Signature Bank. Las Bolsas de París, Londres, Milán y Frankfurt registraban a media jornada caídas de entre un 2% y un 3%. La Bolsa de Wall Street aún no ha abierto, pero terminó la semana pasada con pérdidas superiores al 4%, lastrada por la quiebra del SVB.

Los analistas creen que hay pocas posibilidades de que ocurra un efecto contagio, al menos en Europa. "Entendemos que en Europa los riesgos de contagio son más limitados en tanto en cuanto hablamos de entidades más diversificadas -no concentradas en un solo sector como el tecnológico-", indica la gestora de inversión Renta4 en un informe de mercado de este mi

El SVB es un pilar de la economía de las empresas emergentes o startups. Es un producto de la era del dinero barato que duró décadas, con riesgos únicos que lo hicieron especialmente vulnerable. La crisis de la entidad arrancó el miércoles pasado, cuando anunció que iba a buscar una ampliación de capital para tratar de hacer frente a sus dificultades financieras, que le habían llevado a asumir una pérdida de unos 1.800 millones de dólares al deshacerse de inversiones por valor de unos 21.000 millones de dólares. El anuncio llevó a muchos clientes a retirar sus fondos y no hay nada peor que se desate el pánico, que es lo que por todos los medios intentan evitar los Gobiernos de medio mundo. 

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