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La herencia de Ruiz Mateos

La abeja y el Opus

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José María Ruiz Mateos, acompañado de sus hijos, cuando anunció el concurso de acreedores de sus empresas, en 2011. EFE

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CÁDIZ.- La verdadera herencia de José María Ruiz Mateos, en el momento de su muerte, no es la que se disputa su familia más cercana: a algunos otros de sus parientes, lo único que les gustaría es que no les hubiera arruinado con el fiasco de Nueva Rumasa.

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Seguro que el Opus Dei podría responder a algunos de estos interrogantes. La Prelatura Personal, en la posguerra, fomentaba el espíritu de pobreza pero en realidad asentó su poder político y financiero en la España de Franco con una larga relación de ministros tecnócratas que logró consolidar el ora y el labora, lo espiritual y lo material, las páginas de Camino y todo un sistema de obras corporativas, fundaciones y bancos unidos entre sí, a través de los largos tentáculos de veinte mil numerarios.

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Fotografía de archivo de 2012 del empresario José María Ruiz-Mateos, custodiado por la Policia Nacional a su llegada a los juzgados de instrucción de Palma de Mallorca. EFE/Montserrat T. Díez

Ese y no otro fue el origen del imperio de la abeja. El 12 de mayo de 1960 nacía RUMASA con capital de 300.000 pesetas. Tras una primera ampliación de 500.000 pesetas, en 1965 ya poseía un capital social de 100 millones. En cinco años y sin respaldo de la banca tradicional, RUMASA multiplicaría por 300 su capital inicial.

La abeja y el Opus

Supernumerario del Opus desde 1963, Ruiz Mateos podía ser un buen empresario, pero no era Midas. Los planes de estabilización auspiciados por los ministros opusinos terminan favoreciendo a sus pías empresas. Todo queda en casa: “Es en las cosas más materiales de la tierra donde debemos santificarnos”, como diría San Josemaría. Escasos controles financieros a cambio del control de Opus sobre el Instituto Nacional de Industria que es el que pone la pasta, el crédito oficial. Y Ruiz Mateos como una de las principales fachadas de aquel devoto negocio.

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José Maria Ruiz-Mateos, en su campaña en los 90 contra Miguel Boyer.

El emblema de todo el grupo de empresas era una abeja, símbolo de laboriosidad, contenida en una celda. Y, de hecho, la revista interna del grupo se titulaba La colmena. En La prodigiosa aventura del Opus Dei, Jesús Ynfante explica que el contacto entre empresarios opus y políticos se realiza a niveles personales: “José M. Ruiz Mateos, hijo del pequeño bodeguero, supernumerario del Opus Dei y principal animador del grupo RUMASA, se entrevista y recibe instrucciones de Pablo Bofia de Cuadras, uno de los financieros en el seno de la Obra de Dios. También los hijos mayores de Navarro Rubio, gobernador del Banco de España, trabajan en empresas de RUMASA y uno de los hermanos Ruiz Mateos es cuñado del director del instituto de Crédito de las Cajas de ahorro, Luis Coronel de Palma. De esta forma el grupo RUMASA tiene asegurada una amplia autonomía manteniendo en pie la ficción y el atractivo de su independencia.”

Rumasa, traicionada

¿Qué ocurrió para que esa sólida amistad entre el Opus y Ruiz Mateos se truncara? Los amigos a veces traicionan, que diría el santo, que prefería conversar con el Gran Amigo que no traiciona nunca. RUMASA escurría cualquier control financiero del holding, que sin embargo exigía el Fondo de Garantías de Depósitos. Así lo hizo poco antes de que el 23 de febrero de 1983, el primer Gobierno del PSOE decidiera proceder a la expropiación del mismo, desde sus bancos a la franquicia de la calle Preciados, pasando por La Almoraima, el mayor latifundio de Europa, en Castellar de la Frontera, un municipio a favor del cual había pleiteado como abogado Felipe González en un litigio con Rumasa.

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Imagen de la agresión de Ruiz Mateos a Miguel Boyer en 1989.

Pasando de puntillas por la nacionalización de Bankia, la de Rumasa fue una de las mayores expropiaciones de la historia de España. Aquel miércoles, el Gobierno socialista dictó la orden de expropiación de los bancos y cerca de 400 empresas del grupo Rumasa. Un portavoz del Gobierno justificó entonces la intervención para “garantizar plenamente los depósitos de los bancos, los puestos de trabajo y los derechos patrimoniales de terceros, que considera gravemente amenazados”.

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