Alberto Núñez Feijóo inauguró este pasado martes el Congreso anual de la Asociación Nacional de Vendedores y Reparadores de Vehículos (GANVAM). El presidente del PP lanzó allí una propuesta que a buen seguro hará las delicias de la industria automovilística pero que le ha granjeado gran cantidad de críticas, especialmente entre la ultraderecha más negacionista de la crisis climática y entre aquella que apela a la libertad: retirar "de forma inmediata" los coches con más de diez años de antigüedad.

Las críticas a Feijóo también han llegado de las asociaciones ecologistas por tildar de "error" que el Gobierno esté "impulsando exclusivamente el vehículo eléctrico". En opinión del líder del PP, el Gobierno debería retirar los coches viejos en lugar de apostar por el vehículo eléctrico, que, según dijo, "muchas familias no se pueden permitir".

"Nos estamos empeñando en vender vehículos eléctricos y no nos estamos empeñando en retirar de las carreteras vehículos de más de diez, doce, trece, catorce, quince años. Esos sí que emiten y esos sí que debemos de retirarlos de la carretera de forma inmediata para hacer la transición de forma ordenada y sacar los motores de combustión viejos por motores de combustión nuevos, ir poco a poco transitando hacia las emisiones cero", afirmó el líder del PP.

Para lograr ese objetivo, el líder de la oposición solicitó nuevas ayudas para el sector de la automoción a través de un nuevo Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) porque considera que el actual ha fracasado, ya que el 70% de las ayudas al vehículo eléctrico "no están adjudicadas". También reclamó rebajar el impuesto de matriculación o suspender temporalmente el impuesto de hidrocarburos. La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ya anunció el mes pasado un nuevo Perte para el sector.

Aunque han levantado polvareda entre la derecha mas reaccionaria, las palabras de Feijóo ponen el dedo en la llaga: los expertos señalan como preocupante el exceso de vehículos envejecidos que no incorporan ni los últimos avances tecnológicos en materia de seguridad ni los últimos en sostenibilidad y reducción de emisiones.

Las organizaciones ecologistas critican a Feijóo por su propuesta de cambiar coches con motores de combustión por otros nuevos, que aunque menos contaminantes, siguen lanzando partículas a la atmósfera. "Feijóo propone cambiar el viejo CO2 por CO2 nuevo, que debe de ser un CO2 mágico que no calienta el planeta", afirmó Greenpeace en su cuenta de Twitter tras la propuesta del líder del PP.

Lo cierto es que la antigüedad del parque automovilístico español no ha dejado de crecer en los últimos años. De acuerdo con los últimos datos publicados por la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), a finales de 2021 la edad media de los coches que circulaban por las carreteras españolas era de 13,49 años. En 2007, por ejemplo, era de ocho años y desde entonces el indicador ha evolucionado en continuo ascenso.

España tiene uno de los parques más envejecidos de la Unión Europea, en la que la media de antigüedad de los vehículos es de 11,5 años. Sin embargo, en lugar de ponerle coto la tendencia se acentúa: en 2021 se vendieron más vehículos con 10 o más años de antigüedad que vehículos nuevos.

Se venden más coches viejos

En concreto, según ANFAC, por cada coche nuevo matriculado en 2021 se vendieron 1,4 coches con una década o más en sus motores: las ventas de turismos con diez o más años de antigüedad alcanzaron 1.257.787 vehículos, cifra muy superior a las 859.476 que se registraron en 2020. Y de esos vehículos antiguos, una de cada cuatro ventas correspondió a turismos de más de 20 años de antigüedad, o lo que es lo mismo, 306.129 ventas, un 32% más que el año anterior.

Además, el 63,6% de los vehículos –más de 19 millones– que circulan por España tienen más de diez años, lo que indica la escasa renovación del parque automovilístico. De hecho, en 2021 se dieron de baja solo 765.064 vehículos de más de diez años de antigüedad, una cifra muy baja sobre un parque que ronda los 30 millones de vehículos.

Además, de la seguridad vial –el riesgo de fallecer o resultar herido grave en caso de accidente es el doble si se conduce un coche de entre diez y 15 años, según la Dirección General de Tráfico–, los efectos medioambientales son evidentes. Un dato fiable en este sentido es el reparto de las etiquetas que adjudica la Dirección General de Tráfico entre los coches españoles. Según ANFAC, los vehículos ligeros sin etiqueta o con Etiqueta B –los más antiguos– representan el 64,7% del parque y son los causantes del 91,4% de las emisiones contaminantes de óxido de nitrógeno y del 92,7% de las emisiones de partículas.

La apuesta debe ser por el coche eléctrico, pero aún se está lejos de una cifra mínimamente óptima: pese a que en 2021 el parque nacional de vehículos electrificados aumentó un 62% respecto al año anterior, pero suponen sólo el 0,54% del parque móvil español.

Pese a ello, el último informe de ANFAC señala que se está avanzando en la buena dirección, aunque a un ritmo lento: el año pasado las emisiones de CO2 provocadas por turismos nuevos en España disminuyeron un 6% respecto al año anterior y un 31,5% respecto a los coches nuevos matriculados en 2007.