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Los 6.000 no alineados de Esquerra

El 9-M ha precipitado la lucha por liderar el partido pero la mayoría de los militantes aún no están definidos 

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El 9-M, a las 12 de la noche, Puigcercós llegó al hotel Catalonia Ramblas, donde Esquerra tenía la sede electoral. Llegaba de pasar un mal rato en TV3. Perder dos o tres escaños era previsible pero con cinco menos algo debía cambiar rápidamente.

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El secretario general quiere evitar la bronca forzando a Carod a cederle el cartel en 2010. Si lo hace podrá seguir (eso sí, sin autoridad) en el Gobierno y en el campo "de las ideas" y Puigcercós preparará, desde el partido, su candidatura. El ex conseller dice buscar un término medio entre moqueta y trinchera con el que, por ahora, Esquerra ha sido incapaz de dar. De ahí la sangría electoral desde 2004.

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