Este artículo se publicó hace 15 años.
Adiós masivo a Vicente Ferrer en Barcelona
Una multitud llenó Santa Maria del Mar para despedirle
Barcelona, la ciudad que vio nacer a Vicente Ferrer, dio este miércoles su último adiós al filántropo catalán más internacional. Centenares de ciudadanos acudieron al funeral público celebrado en la basílica de Santa María del Mar para recordar a Ferrer, un hombre que echó raíces en India hace más de 50 años, pero cuyo mensaje y labor siguen vivos en las conciencias y corazones de muchas personas.
La respuesta masiva de los barceloneses hizo que media hora antes de inciarse el funeral la catedral barcelonesa ya no pudiera dar cabida a más gente. Y si en el funeral de estado oficiado en Anantapur algunos echaron en falta una mayor representación oficial, especialmente en Catalunya, Santa Maria del Mar vio desfilar este miércoles a la case política catalana en pleno: el president José Montilla, el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu y destacados dirigentes de todos los partidos estuvieron presentes. Los duques de Palma y la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, completaron la comitiva.
La ceremonia, religiosa, corrió a cargo de la Fundación Vicente Ferrer, y estuvo marcada por la austeridad que caracterizó la vida del ex jesuita; una gran imagen de Ferrer rodeado de niños y una ofrenda floral fueron los únicos elementos dispuestos en el altar.
Acto multitudinarioLa entrada en el templo de la viuda, Anne Ferrer, y el sobrino de Ferrer, Jordi Folgado, arrancó un sentido aplauso de los asistentes, que se repitió en distintos puntos del oficio. El rector de la catedral, trabajadores y voluntarios de la Fundación, y Anne Ferrer intervineron en un acto muy sentido, con referencias constantes a la generosidad y al carácter infatigable de Ferrer.
Como dijo su viuda, "Vicente no tiene ninguna intención de descansar en paz". El pensamiento cristiano del ex jesuita fue también protagonista, reluciendo en la lectura sus textos de reflexiones sobre el hombre, la humanidad, Dios, y el mundo.
Ferrer dejó escrito: "Nadie muere: sólo hay dos caminos, el aquí y el allí". "Que se preparen los que trabajarán allí contigo", le replicó un voluntario.
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