Este artículo se publicó hace 14 años.
Aguirre cree que Catalunya "se seca" sin España
La presidenta de Madrid pide un Gobierno que se deje de "collonades"
El mundo al revés. Alicia Sánchez-Camacho se esfuerza por hablar constantemente en castellano; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, para hacerlo en catalán. Ayer, en Roses, donde Aguirre quiso "estar al lado" de su "gran amiga Alicia", quedó patente el bilingüismo que tanto reclama el Partido Popular de Catalunya. Aguirre comenzó pisando fuerte. Y en catalán. Haciendo alusión a Josep Pla, la lideresa afirmó que "Catalunya necesita un Gobierno que se deje de collonades", una expresión que el escritor ampurdanés hizo muy suya con la acepción de tonterías.
En su defensa del liberalismo, Aguirre aseguró que "ahora necesitamos un Gobierno catalán que no intervenga tanto en la vida de los ciudadanos, que baje los impuestos y que deje a los padres elegir la educación que quieran para sus hijos", consejo que reiteró Sánchez-Camacho.
"La región de Catalunya se seca si se separa de su tronco natural, que es España", añadió Aguirre. Por ello, recomendó al próximo Gobierno de la Generalitat que se "adapte al modelo que sigue el Barça, uno de los mejores equipos del mundo, ya que acoge e integra a seguidores de todo el planeta".
La presidenta de la Comunidad de Madrid generó revuelo entre los militantes al asegurar que una de las razones por las que "Madrid es la comunidad autónoma que mejor está resistiendo los efectos de la crisis" es que "los madrileños se han convertido en los nuevos catalanes", por su espíritu emprendedor y su lucha constante. "Catalunya ha sido una buena región de España hasta que la hemos superado nosotros", concluyó.
En su tira y afloja, Aguirre buscaba constantemente la mirada de complicidad de Sánchez-Camacho. "Hay muchas cosas que me unen a Alicia. En primer lugar que las dos somos mujeres y líderes. En segundo lugar, que siempre que la he necesitado ha estado a mi lado". Ayer, cuando le tocó el turno de palabra a la candidata catalana, Aguirre ya no estaba. Regresó a Madrid por "compromisos familiares urgentes".
Minutos antes, al encontrarse a los pies del Castillo de la Trinidad de Roses, las dos líderes conservadoras se abrazaron con efusividad. Aguirre eligió este lugar para encontrarse con Sánchez-Camacho, ya que cuando era ministra de Cultura aprobó la rehabilitación de la fortificación y "quería ver el resultado". Su visita fue una proeza por obra y gracia de unos tacones proporcionales en altura a la enorme inclinación de la subida al castillo. El suelo, rocoso contribuyó a ponérselo difícil. Pero Aguirre, con un ayudante a cada lado que le ofrecían sus hombros como punto de apoyo, salió airosa. "Me encanta l'Empordà", proclamó.
Es la segunda vez que Aguirre visita "la región" de Catalunya durante la campaña electoral, aunque es la primera que lo hace junto a Sánchez-Camacho. La parada de la semana pasada fue Tortosa, al otro lado del país, donde empleó el mismo discurso. Aguirre recordó a los catalanes que mantiene vigente "la oferta de abrir una escuela en Madrid para alumnos catalanes".
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