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Ahora, a cumplir con Catalunya

Los buenos resultados del PSC en las elecciones obligan a Zapatero a conceder algunas de las peticiones

FERRAN CASAS

El 10 de marzo los titulares coincidían en que si algún territorio tiró del carro para mantener a Zapatero en la Moncloa fue Catalunya. El PSC obtuvo 25 escaños (como en 1982, pero entonces Felipe sacó 202) y ahora no quiere recompensas pero si satisfacer a sus votantes y al Gobierno de Montilla, que el martes rescató su decálogo de peticiones.

Y es que casi dos años después de que las Cortes aprobaran el Estatut, su nivel de despliegue es irrisorio. Las elecciones catalanas, las del 9-M, el recuso al TC, un relevo ministerial, el caos de Cercanías... por una u otra razón ha quedado hibernado en lo que a Madrid compete.

Los socialistas catalanes, que con el reclamo de frenar al PP han seducido al electorado catalanista, esperan que Zapatero cumpla con unos asuntos que son ley. Es ley orgánica el Estatut y, por lo tanto, los traspasos o inversiones que compromete y es ley la de retorno de los papeles de Salamanca expoliados a Catalunya, que por razones electorales el ministro Molina dejó a medias. Hay temas que aún no son ley pero con los que se comprometió solución, como la gestión del aeropuerto del Prat.

Lo inmediato es la financiación autonómica. El Estatut compromete un nuevo sistema para agosto. El actual es insuficiente para Catalunya (territorio con una elevada presión migratoria que satura sus servicios sociales) y tiene que ver con su pérdida de dinamismo. Y es que un déficit fiscal de casi el 10% del PIB lastra al más pintado.

Mejorar el sistema pactado por Aznar y Pujol en 2001 es ineludible para el PSC, que tiene la pelota en su tejado. Con ERC e ICV sin fuerza en Madrid y CiU en la oposición en Catalunya (faltará ver si los pactos le reservarán protagonismo) a los de Montilla les toca hacer valer su fuerza en pro de un buen acuerdo.

En precampaña elevaron el listón cuando, en su manifiesto para el 9-M, el PSC prometió un sistema tendiente a los resultados del concierto económico y exigir la publicación de las balanzas fiscales, una petición de transparencia a la que Solbes dijo acceder en precampaña después de años de evasivas.

Intereses contrapuestos

En la financiación y el autogobierno (también en temas internos del PSOE) el PSC siempre ha buscado complicidades con Andalucía con ánimo federalizante. Lo volverá a intentar pese a que el interés catalán coincide con el del País Valenciano o Madrid, gobernados por el PP. Camps y Aguirre blandirán el 'saqueo' catalán cuando Montilla negocie pero se sumarán rápido si el pacto les beneficia.

El PSC no pide más ministros (ahora tiene dos) pero si más complicidades al frente de departamentos clave como Administraciones Públicas, Fomento o Presidencia y en los segundos niveles. Chacón seguirá e irá a más y le acompañarán David Vegara o Celestino Corbacho. Pero no es una cuestión de cantidad sino de receptividad, porque amor con amor se paga.

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