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Al verano no le gusta la XL

Varias jóvenes lamentan que algunos festivales no vendan ropa de su talla 

OLIVIA CARBALLAR

“SOS. Ayuda psicológica. No hay camisetas de mi talla en Rock in Rio. Me siento gorda, muy gorda”. Éste fue el SMS que Lucía Suárez, de 28 años, envió a una amiga a escasos minutos de la actuación de Alejandro Sanz. La amiga le respondió en otro SMS: “Pasa”. Su indignación no pasó, pero no tuvo más opción que pasar de la camiseta.

Rock in Rio, Festimad, Sonar, Primavera Sound, FIB Heineken, Azkena Rock, Summercase… Muchos jóvenes invierten su dinero y su verano de festival en festival. Pero, ¿están preparados estos eventos para atender a todos estos jóvenes o existen deficiencias o limitaciones? Las personas obesas opinan lo segundo. Es lo que denunció un grupo de chicas hace una semana en Rock in Rio. Lucía acudió a la cita con dos amigas. “A mí me gustó una camiseta negra chulísima que tenía una guitarra en relieve, como con pedrería, así que pedí una L o XL, que son las tallas que uso normalmente, dependiendo de la tienda”, cuenta. El dependiente le advirtió que en chicas sólo llegaban a la L y se la dio para que se la probara. Su cara era un poema: “¡Era enana!”.

Jimena, una de sus amigas, pidió la M, la mediana: “Y más petada no le podía estar; se tuvo que llevar una L”. La tercera amiga, Beatriz, viendo el panorama, preguntó al dependiente que por qué no había tallas más grandes. “Porque es así”, fue la respuesta.

Y porque es así, Lucía se siente discriminada. Dice que, para llevarse el dichoso recuerdo, se podía haber comprado una XL de hombre: “Pero me negué a gastarme 35 euros en un evento que no ha pensado en todas las personas, me parece una vergüenza; ya es hora de que el Gobierno predique pero con el ejemplo y obligue a las grandes empresas como El Corte Inglés –uno de los patrocinadores del festival– a confeccionar ropa que se adapte a las mujeres reales, porque yo también pago mi entrada”. Los organizadores del evento aseguraron a Público que en la próxima edición habrá también XL para las chicas.

Festivales aparte, el universo XL todavía es una asignatura pendiente en España. “Hace unos días, por Oxford Street, en Londres, me paré en una tienda japonesa y había tallas para todo el mundo. Y lo grave es que en el Mango o el Zara de allí puedo comprarme una falda que en el Mango o el Zara de aquí no tienen. Es muy fuerte. No te quieres vestir como una vieja, tu cuerpo no está deforme. En el extranjero, las tiendas tienen desde la 36 a la 51, ¿por qué aquí no?”, asevera Lucía. El Gobierno firmó en enero de 2007 un acuerdo con los fabricantes de moda para unificar las tallas, es decir, una 38 debe ser una 38 en todos los sitios. El pacto obligaba a dejar de considerar como especial la 46. Además, el Ejecutivo realizó un estudio antropométrico femenino que, hace unos meses, extendió a los hombres.

“Todo eso está muy bien, pero hasta que no tengamos ningún problema para comprarnos una camiseta en cualquier sitio, el Gobierno no habrá cumplido su objetivo”, sentencia el grupo de chicas, que se hace otra pregunta en términos de igualdad: “¿Por qué para los hombres sí había XL?”. 

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