Este artículo se publicó hace 12 años.
Albert Rivera: "El 'España nos roba' es un invento inmoral"
ENTREVISTA. El candidato de Ciutadans afronta su tercera campaña electoral. Percibe un cambio de actitud hacia su partido y reniega de la etiqueta de populista que le han colgado sus rivales
Albert Rivera, candidato de Ciutadans a la Presidencia de la Generalitat, detecta en su tercera campaña electoral un cambio de actitud hacia su partido y lo vincula a "las circunstancias sociales y a la coherencia y la confianza que transmitimos". En declaraciones a Público, acusa a los gobiernos de España de sufrir "miopía" respecto a algunas necesidades de Catalunya pero sigue convencido de que el 'España nos roba' es "un invento inmoral".
Una bandera catalana, otra española y la mitad de la europea, emulando esta última una sonrisa. Tres elementos que Ciutadans (C'S) ha encajado dentro de un corazón para ilustrar el lema con el que pide el voto en las elecciones del próximo 25N: Mejor Unidos. El partido liderado por el abogado Albert Rivera ha aparcado el exhibicionismo (en el cartel electoral de 2006 el político aparecía sin ropa y en la de 2010 era un desnudo colectivo el que rodeaba al candidato) para reforzar el eje identitario; un eje que, por otra parte, siempre ha tenido mucho peso entre sus votantes.
Ciutadans quiere desgastar el debate nacional desde el reparto de prioridades ("primero las personas") pero, mientras silba y hace ver que mira hacia otro lado, recuerda que el separatismo va a romper el corazón de muchos catalanes. En su tercera aventura electoral —tres escaños en cada una de las anteriores—, sigue ejecutando el mismo discurso con el que podría doblar, según los sondeos, los diputados en el Parlament. Ni rupturismo ni inmovilismo: reformismo. Cambiar las estructuras de España y de Catalunya, pero de la mano. Luchar contra el acomodo de los grandes partidos, pero al ritmo de la calle. ¿Populismo? "No creo que sea populista estar en el centro. Escuchamos lo que pide la gente. Ciutadans quiere ser la tercera vía, una alternativa que luchará contra la corrupción, los recortes y que conseguirá esa calidad de vida que teníamos antes. Aunque haya gente que no se sienta cómoda en el centro", reconoce Albert Rivera, que cita en repetidas ocasiones el movimiento del 15-M como estímulo a sus pretensiones electorales.
El nuestro es un modelo antagónico a la oligarquía, conservadurismo e identidad única de CIU
"Las circunstancias sociales han cambiado y las personas han dejado de creer en sus políticos", reflexiona Rivera, quien decidió presentarse por primera vez a unas elecciones autonómicas en un acto celebrado en 2006 en el Palau de la Música. Seis años después, su partido es de los que cuestiona con más ahínco las irregularidades políticas en el Caso Palau.
Precisamente por eso, Ciutadans ha destinado muchas energías en comunicar sus prioridades sociales, siempre en clara contraposición al gobierno de CIU, principal víctima de los azotes de Rivera. "Hay muchas clases políticas que viven de espaldas a los problemas reales de los ciudadanos. Estamos hartos de oír que Catalunya es Convergència i Unió. Ciutadans e Iniciativa de alguna manera nos hemos desmarcado de esto. Porque no puede ser que el PP, el PSOE y CIU jueguen a pactar entre ellos y a desviar la atención sobre sus pésimas gestiones y la corrupción que los envuelve. El nuestro es un modelo antagónico a la oligarquía, conservadurismo e identidad única de CIU. Somos una plataforma civil convertida en un partido que sí hace oposición de verdad".
En una comparación imposible por el contexto histórico que los separa, Ciutadans parte de una estrategia política similar a la del Partido Radical de Alejandro Lerroux durante la Segunda República española. El líder cordobés lanzó indisimuladamente guiños a izquierda y a derecha mientras espoleaba al pueblo a rebelarse contra la Iglesia y las clases altas, como ocurriera durante la Semana Trágica de 1909. "Nosotros no criminalizamos a los empresarios pero tampoco queremos hacer pagar los platos rotos a los trabajadores. Respetamos la Constitución pero no se puede estar todo el día invocándola; si no, la sociedad se pudre. Planteamos fórmulas para vertebrar este país desde el reformismo y el compromiso con las reivindicaciones sociales", asegura Rivera. En materia fiscal, sin ir más lejos, reivindica una ley electoral de Catalunya con listas abiertas, elecciones primarias internas y con votos que tengan el mismo valor en todo el territorio, esta última medida destinada a mejorar la imagen y credibilidad de los partidos políticos. "En una sociedad que atraviesa una crisis política y de valores civiles, ser coherentes, transparentes y generar confianza es nuestro mejor activo. Mucha gente, aunque no comparta algunos de nuestros pensamientos, ha sabido reconocerlo", desliza eufórico.
Respetamos la Constitución pero no se puede estar todo el día invocándola; si no, la sociedad se pudre
Albert Rivera tiene carisma, un discurso político bien aprendido y grandes dotes de comunicador, amén de condimentar todas sus reflexiones con solidez. "Esta es mi tercera campaña electoral y he notado una aceptación buenísima por parte de la gente. Ha habido un cambio de actitud hacia nuestro partido y otros minoritarios y eso es muy positivo para la democracia", reconoce.
A pesar de todo, Ciutadans sigue tremendamente vinculado a su antinacionalismo, algo que inquieta sobre todo a socialistas y populares, posibles víctimas de la escalada del partido el próximo domingo. "Se me acusa de ridiculizar al independentismo y creo que no hay que mezclar sentimientos. Respeto profundamente a los que se sienten catalanes y a los que se sienten catalanes y españoles. Pero creemos que defendemos valores más positivos, como la convivencia, la igualdad, la solidaridad y la pluralidad", matiza.
Pero rápidamente se interesa en desmontar el aparato nacionalista con el que, asegura, se pretenden tapar las miserias del gobierno catalán. Y es que mientras el Partido Popular ha reclamado -con la boca pequeña- un modelo de financiamiento más justo para Catalunya, Ciutadans directamente desacredita el expolio fiscal. "El 'España nos roba' es un invento inmoral. Yo les pido a los independentistas que sean demócratas; que respeten la legalidad jurídica. Porque luego pasan casos como el de Duran i Lleida, estadista entre semana e independentista los sábados y domingos. No vale decir una cosa en Madrid, negociar indultos y enmiendas con Rajoy por casos de corrupción, y luego defender el estado propio en el Parlament".
Precisamente en esta línea, Ciutadans se ha mostrado muy cercano al modelo federal de corte alemán que, según Rivera, garantiza competencias, lealtad y unión. Pero si de algo se le ha acusado al líder de C'S ha sido de repartir lecciones en una única dirección, obviando fricciones surgidas fuera del territorio catalán. El abogado se defiende: "Los gobiernos de España sufren miopía y muchas veces ven en las necesidades de Catalunya un componente nacionalista. Por ejemplo, solicitar un corredor mediterráneo o la conexión del Ave con Francia son reclamaciones de sentido común, propuestas en las que coincidimos muchos españoles y catalanes".
"Los gobiernos de España sufren miopía y muchas veces ven en las necesidades de Catalunya un componente nacionalista"
Ciutadans nació en 2006, según palabras de Rivera recogidas en la campaña de 2010, como una "rebelión cívica de ciudadanos de la calle que defienden sus libertades, que dicen lo que piensan sin complejos y que prefieren morir de pie que vivir arrodillados". Un mensaje que se ha recrudecido con la irrupción de la crisis y del que Ciutadans no quiere desprenderse. La regeneración democrática que defienden es de fácil absorción (menos trabas a los emprendedores, suprimir estructuras políticas para destinarlas a los servicios básicos, eliminar el euro por receta, que los bancos intervenidos faciliten crédito a empresas y particulares) y permite al partido de Rivera seguir hurgando en la víscera de muchos ciudadanos.
Ciutadans penetra como ningún otro partido en los sentimientos más elementales. Y el favor popular aumenta. "Algunos dicen que no nos mojamos. Yo digo que nos estamos posicionando. No robamos votos a nadie, pedimos confianza para demostrar que vamos a cumplir. Construyendo puentes y no fronteras. Ayudando al empresario y también al trabajador. Defendiendo el bilingüismo". Para algunos, sentido común sin aditivos. Para otros, demagogia con tics españolistas. Una dualidad que, en cualquier caso, atrae a indecisos y desencantados.
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