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Aliados potenciales de ETA y asociados

Mayor Oreja teme la disolución de ETA o ruptura de la izquierda abertzale con la banda en la recta final de las elecciones generales de 2012

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Más allá del grado de autonomía de Jaime Mayor Oreja en el PP, Mariano Rajoy ha confirmado la validez de sus afirmaciones sobre el desarrollo de la segunda parte de los contactos ETA-Gobierno (nueva versión del "segundo tiempo" de la negociación entre Zapatero y ETA denunciada en la campaña electoral de 2008) y la definición de que Zapatero y ETA son "aliados potenciales".

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¿Validez? Es decir, Mayor Oreja y Rajoy comparten un temor: que en la recta final de los dos años que faltan para las elecciones generales de marzo de 2012 haga acto de presencia la disolución que no "tregua" o "alto el fuego permanente"y la entrega de las armas por parte de ETA. O, en su defecto, la ruptura de la izquierda abertzale con la banda terrorista. Y que si estas hipótesis se consuman, Zapatero puede salirse con su proyecto inicial de acabar definitivamente con la violencia terrorista. Y con este triunfo en la mano, se lee en el temor latente de Mayor Oreja y Rajoy, ganar por tercera vez unas elecciones generales.

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Por tanto, Mayor Oreja ha salido al ruedo a denunciar que Zapatero no ha terminado de romper con ETA. Porque, ¿qué otra cosa puede representar la afirmación de que son "aliados potenciales"? Como el que avisa no es traidor, viene a decir Mayor Oreja con la anuencia de Rajoy, hay que empezar a debatir el tema del final de ETA, ahora que puede estar en el horizonte.

Karl Von Clausewitz decía que la guerra es la continuación de la política por otros medios. Zapatero se equivocó durante su primera legislatura al apostar por la negociación política con ETA como el punto central de su agenda, otorgando a esta banda el mismo trato que los laboristas de Reino Unido dispensaron al IRA. A diferencia de lo que sostiene el PP, el Estado no bajó la guardia durante esa negociación. Pero ante el fracaso de los contactos, la guerra policial y judicial pasó a ser el único medio de la política antiterrorista.

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El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, trabajaba desde hacía meses en un endurecimiento de la legislación antiterrorista o, si se prefiere, en el perfeccionamiento de la Ley de Partidos Políticos para taponar las rendijas a fin de hacer prácticamente imposible la presentación en elecciones de la izquierda abertzale que siga vinculada a ETA o que rechace condenar la violencia. Aunque la mesa del Pacto Antiterrorista está de facto muerta, es cierto que Rubalcaba mantiene un diálogo con Federico Trillo. El PP sabía, pues, con mayor o menor detalle, que el Gobierno elaboraba un paquete de medidas legales que finalmente aprobó el Consejo de Ministros del pasado viernes y que tendrá que enviar a las Cortes.

Por tanto, la campaña iniciada por Mayor Oreja es una campaña en toda regla, una campaña a quemarropa. Se trata de evitar a cualquier precio que Zapatero capitalice una eventual disolución/desarme de ETA/ruptura de la izquierda abertzale de aquí a dos años, un hecho que arrojaría nueva luz a su fracaso de la primera legislatura. De lo contrario, si el PP creyera lo que Mayor Oreja y Arantxa Quiroga afirman y Rajoy comparte con la boca más pequeña, mañana mismo saldrían del Gobierno de Patxi López para dejar de ser socios de los "aliados potenciales" ETA-Zapatero.

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