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Andalucía: todos pendientes de Griñán

El líder andaluz debe ahora decantarse por un candidato

ANTONIO AVENDAÑO

El secretario del PSOE andaluz y candidato a la Junta el 25 de marzo no puede seguir callado. Esta semana le toca pronunciarse públicamente por Chacón o Rubalcaba. Tiene que decir a quién prefiere y por qué considera que su opción es la mejor para los intereses del partido en Andalucía, que en estos momentos no pueden ser otros que los puramente electorales. Si el PP no tuviera, como tiene, casi 10 puntos de ventaja sobre el PSOE, este podría permitirse el lujo de pensar en el congreso federal en clave de congreso federal, pero la urgencia electoral lo obliga a pensar en este congreso en clave estrictamente andaluza.

Tal vez haya quien piense que José Antonio Griñán aún puede elegir entre candidatos o escurrir el bulto y guardar silencio, pero no es así. En realidad, ni siquiera dispone de esas opciones: Rubalcaba, Chacón o el silencio. Hace algún tiempo, tal vez sí; ahora, no. A estas alturas, el presidente ya no puede no pronunciarse por Chacón. Quienes han peleado en su nombre reclutando delegados favorables a la exministra no lo entenderían. Y quienes lo han hecho en el bando contrario, aún lo entenderían menos.

A estas alturas, el presidente ya no puede no apoyar a Chacón

Los congresillos han evidenciado fuertes divisiones en el PSOE andaluz, pero esa fractura no ha sido provocada por el hecho de que haya dos candidatos y hubiera que optar por uno de ellos. Más bien es al revés: la doble candidatura ha sido la ventanilla donde han acudido a cobrar sus facturas pendientes quienes desde hace tiempo las tenían guardadas en un cajón hasta que llegara el momento de hacerlas efectivas. Los congresillos han sido ese momento y Chacón y Rubalcaba, la moneda de curso legal en que se han efectuado los cobros.

Considerando que el recuento de los casi mil compromisarios es confuso y que ni siquiera una contabilidad honesta de los mismos garantiza que vayan a votar en el cónclave federal lo que se espera que voten, es obvio que inclinarse por la exministra de Defensa tiene sus riesgos. Y los tiene por dos razones: la primera, porque Chacón puede perder el congreso, lo que dejaría a Griñán en una posición bastante embarazosa de cara al 25-M, y eso Griñán lo sabe; la segunda, porque hay una porción muy significativa del partido en Andalucía que prefiere a Rubalcaba, y eso Griñán también lo sabe. Pero no pronunciarse por Chacón puede tener todavía más riesgos porque quedaría a los ojos de los militantes y dirigentes de su partido como el líder veleidoso y pusilánime que acostumbran a dibujar sus adversarios menos indulgentes.

Los 'congresillos' han evidenciado fuertes divisiones en el PSOE andaluz

Todos en el PSOE andaluz saben que la 'neutralidad activa' del presidente ha consistido en mover sus peones, desplegar sus influencias y activar sus resortes institucionales y orgánicos para inclinar la balanza a favor de Chacón, cuyo perfil político, personal y generacional considera la mejor opción para los intereses socialistas ante el 25-M, de forma que ahora está obligado a acabar lo que empezó. Y si no, que no lo hubiera empezado. Y acabar lo que empezó significa decir en público lo que ha dicho o dado a entender en privado, porque si no lo hace, las opciones de victoria de Chacón que él mismo ha alentado se verían muy menguadas. Como se vería menguado el propio Griñán por haber violado esa ley general de la política según la cual un líder tiene derecho a equivocarse, pero no tiene derecho a no ejercer de líder.

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