Este artículo se publicó hace 13 años.
El andalucismo se aferra el 22-M a sus últimos bastiones de poder
El PA, con 525 concejales, intenta frenar en los ayuntamientos su sangría de votos tras el batacazo de 2008
Expulsado al extrarradio político tras el batacazo de 2008, cuando perdió sus cinco diputados y se quedó sin representación en el Parlamento, el andalucismo se juega la vida el 22-M. Lejos quedan los días de vino y rosas del nacionalismo andaluz. Casi nadie recuerda cuando el Partido Andalucista (PA) logró grupo propio en el Congreso con cinco escaños en 1979. Ni cuando el PA estaba representado en Europa. O cuando era una fuerza decisiva como socio de gobierno del PSOE en la Junta (1996-2004). Resulta difícil explicar que el andalucismo, hoy fuera del Ayuntamiento, ha aportado dos alcaldes a Sevilla: Luis Uruñuela (79-83) y Alejandro Rojas Marcos (91-95). Pero así están las cosas. La decadencia del andalucismo ha sido fulgurante. Ahora sólo le quedan 525 ediles del PA y 64 del Partido Socialista Andaluz (PSA), ninguno en capital de provincia.
Pilar González (Mérida, 1962) es ahora el principal activo del PA, que pretende aferrarse a su menguante poder local, su último bastión institucional. Concisa, moderada y con una idea moderna y conciliadora del andalucismo, su buen cartel permite al PA mantener cierta presencia en los medios y la agenda político. El aliento (poco o mucho) con el que el PA llega al 22-M lo ha tomado gracias a González, que asumió la secretaría general tras el batacazo de 2008, tomando el relevo de Julián Álvarez, hoy militante de base sin peso orgánico.
Pilar González lidera una campaña a pie de calle y centrada en el discurso social
Uno de sus méritos es haber consolidado lo que ella llama "la unidad del andalucismo". Es decir, un entendimiento de fondo entre el PA y el PSA. Los dos reman ahora juntos. "Ha habido una síntesis, una integración en el PA", explica. Ello no supone que el PSA desaparezca como cartel. Por ejemplo, en Jerez de la Frontera (Cádiz, 208.896 habitantes) se presenta el PSA, donde sus siglas son más conocidas. Se trata de maximizar las opciones de supervivencia en cada pueblo. No está la cosa para lucha de sillones. "Esta suma refuerza nuestra autoestima", afirma la secretaria general.
Campaña modestaA González le gusta presentarse como una hormiguita que desde 2008 ha hecho un trabajo callado y desapacible, pero cuyos frutos confía en empezar a recoger. Ese modelo se traduce en una campaña modesta. El PA, con una asfixiante deuda, ha renunciado a solicitar nuevos créditos para afrontar el 22-M. Funciona sólo con las cuotas de los militantes y las aportaciones de sus cargos públicos, explica González, animada por la idea de hacer "de la necesidad virtud". ¿Cómo? Yendo a lo local, a lo municipal, a lo concreto, a las calles, intentando de paso diferenciarse como fuerza que ha renunciado a plantear las elecciones en clave de primer asalto de las autonómicas.
Arenas pone una y otra vez el foco en "Zapatero, Chaves y Griñán"
González no centra su mensaje en cuestiones identitarias. Obviamente, la reivindicación de lo andaluz en España y la crítica del descuido de los intereses andaluces por parte de PSOE y PP están en el eje de su discurso, pero donde pone el acento es en el empleo. "Un paro próximo al 30% es una situación de emergencia social", afirma. En cuanto a la ubicación ideológica, sitúa al PA "en una izquierda para la que se cayó el muro de Berlín". Escarmentada por lo que juzga "errores pasados al explicar" la política de pactos, entra poco en la cuestión de las alianzas, que examinará el día 27 de mayo. Y no evita la autocrítica. Admite que ha habido luchas intestinas, cierta imprecisión en el mensaje... ¿Y fue un error el no al Estatuto? "Fue un acto de coherencia", responde González, que fue portavoz parlamentaria del PA durante la negociación.
Los objetivos de su partido son pocos y están claros. En primer lugar, frenar la caída. 2007 ya fue una mala cosecha. El PA perdió casi 100.000 votos y se quedó en 234.885. Mantener ahí el suelo sería un éxito. Y luego proteger el poder en la treintena de municipios en los que el PA gobierna o cogobierna. Básicas son las alcaldías de San Fernando (Cádiz, 96.689 habitantes), Utrera (Sevilla, 51.177), Marchena (Sevilla, 19.861), Vera (Almería, 14.371)... Y la gran ilusión de González: volver al Ayuntamiento de Sevilla, donde es cabeza de lista. Aunque renuncia a hablar de 2012, González sería también posible candidata en las autonómicas. Ese, el de 2012, será otro partido a vida o muerte para el andalucismo.
Política de "Tartufo"Debido a su falta de un liderazgo autonómico visible desde 2008, el PA tiene difícil hacerse oír en una campaña de corte claramente andaluz, con poco debate municipal.
Ayer, Javier Arenas (PP) volvió a poner en el disparadero a "Zapatero, Chaves y Griñán", los tres nombres que repite una y otra vez. "El único doberman que hay es el paro que han creado entre los tres" dijo. La portavoz de la Junta, Mar Moreno, acusó a Arenas de "confundir" al hacer campaña "como si se presentara a alcalde de cada pueblo".
El presidente andaluz, José Antonio Griñán, afirmó que Arenas hace "política de Tartufo, es decir, de hipocresía", al acusar al PSOE de hacer "una campaña agresiva" tras haber centrado todo su mensaje en atacarlo a él y a Chaves.
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