Este artículo se publicó hace 15 años.
Arranca el juicio al asesino confeso de Nagore Laffage
La madre recuerda a las puertas del juzgado: "Mi niña murió por decir no"
Dieciséis meses después de asesinar presuntamente a la joven estudiante de enfermería Nagore Laffage, el autor confeso del crimen, el psiquiatra de la Clínica Universitaria donde hacía prácticas José Diego Yllanes, se sentó este lunes en el banquillo ante un jurado popular conformado por seis mujeres y tres hombres.
El fiscal y las acusaciones particulares que representan a la familia de Nagore, los ayuntamientos de Pamplona e Irún, las Juntas Generales de Guipuzcoa y el Instituto Navarro para la Igualdad coincidieron en calificar los hechos de asesinato y solicitaron 20 años de cárcel. La defensa se mostró disconforme con las peticiones si bien no avanzó su calificación y petición.
Los hechos que se juzgan desde este lunes en la Audiencia Provincial de Navarra se remontan al 7 de julio de 2008. Según el relato de la Fiscalía, aquel día, sobre las 7.15 horas, la víctima, de 20 años, se encontró con el acusado. Abrazados, se dirigieron al domicilio de él. Comenzaron de mutuo acuerdo a tener contacto físico en el ascensor. En el interior de la vivienda, el acusado desnudó violentamente a Nagore y, ante su resistencia, le golpeó y apretó el cuello hasta dejarla inconsciente.
A las 10.04 se recibió una llamada en el teléfono de emergencias desde el móvil del acusado, pero el aviso no originó ninguna actuación. Según expuso el fiscal, al percatarse del intento de Nagore de pedir auxilio, su asesino volvió a agarrarla por el cuello hasta que le provocó la muerte por asfixia mediante la estrangulación manual. Introdujo el cuerpo de Nagore en bolsas y lo trasladó hasta Orondritz, una localidad del Valle de Erro, a 50 kilómetros de Pamplona. Allí lo ocultó. Fue hallado el 7 de julio. El fiscal y las cinco acusaciones coinciden en que Yllanes intentó sin éxito descuartizar el cadáver.
El fiscal incidió ayer en la existencia de alevosía y la acusación particular en la imposibilidad de que el acusado estuviera borracho, lo que podría resultar eximente. Horas antes del inicio del juicio, amigos, instituciones y colectivos contra la violencia machista arroparon en las puertas de los juzgados de Pamplona a la familia de Nagore.
Su madre, Ana Casasola, inmersa en una constante campaña para pedir justicia, ha agradecido las muestras de afecto y aprovechó su drama particular para alertar de la lacra social que significa la violencia de género: "Mi niña murió por decir no".
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