Este artículo se publicó hace 12 años.
El arzobispo de Granada dice que querer ser funcionario es una "enfermedad social"
Arremete contra los empleados públicos y contra el "pueblo subsidiado"
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, quiso hacer de su homilía del domingo una lección de economía. Habló de la respuesta a la crisis y cargó contra la cultura de "pueblo subsidiado" de la sociedad española y contra los empleados públicos. Y es que, a su juicio, querer ser funcionario "es una enfermedad social", según dijo durante el sermón que pronunció en la Abadía del Sacromonte, donde se celebraba la misa en honor a San Cecilio, patrón de Granada.
Martínez realizó esas afirmaciones en presencia del alcalde granadino, José Torres Hurtado (PP), y miembros de la corporación municipal. Lo hizo después de mezclar la fe con la salida a la crisis. "La crisis, con todo el dolor que implica, es un reto y una invitación para todo cristiano", señaló. Luego censuró la cultura de ser un "pueblo subsidiado". "Tiene que cambiar esa mentalidad de ser un pueblo que siempre busca que otros solucionen el problema, que alguien abra una empresa para que yo pueda encontrar trabajo", agregó. El arzobispo recordó entonces los años en que se dedicaba a los estudios universitarios. "Hice alguna encuesta cuando estaba empezando a ser obispo, y un porcentaje muy alto, cercano al 80% de los chicos, buscaban ser funcionarios; eso es una enfermedad social".
Acto seguido, abundó en la cultura de los emprendedores, defendió un "cambio de mentalidad que tiene que ver con la fe" y comparó lo que sucede en España con EEUU. "En EEUU el 90% de los que han fracasado en una empresa antes de un año han montado otra y aquí el 70% de los que han fracasado buscan otra actividad".
En el banquilloMartínez fue el primer prelado que se sentó en el banquillo de los acusados por un delito de coacciones del que finalmente quedó absuelto. Tiene en su currículo afirmaciones a cada cual más polémica. Comparó la reforma de la Ley del Aborto con el régimen de Hitler y alegó entonces que la mujer que abortaba daba a los varones "la licencia absoluta, sin límites, de abusar" de su cuerpo.
Afirmó también que el uso de los preservativos no había detenido los contagios del virus del sida en África, sino que lo había propagado. Ahora ha ofrecido recetas para salir de la crisis censurando a quienes esperan encontrar un empleo, "como si los trabajos estuvieran ahí siempre en los supermercados".
Se da la circunstancia de que el arzobispo ha disparado los gastos de la Diócesis, a la que ha endeudado con sus proyectos y gastos de personal. Desde que asumió el cargo, en 2003, la deuda de la Diócesis ha pasado de 1,2 a 28 millones de euros.
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