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Asesinato a mediodía

La Guardia Civil desvela las claves de la desaparición de una mujer en 1996

M. MORENO / Ó. LÓPEZ-FONSECA

¿Dónde está? ¿Qué le ocurrió? La familia de María José Arcos Caamaño se hace estas preguntas todos los días desde que el 15 de agosto de 1996 esta gallega que entonces tenía 35 años desapareciera sin dejar rastro. Son dos interrogantes que en estos 15 años aún no tienen respuesta. Sin embargo, la detención el pasado 5 de abril como presunto autor de su desaparición de Ramiro V. G., un cámara de televisión con el que la mujer mantenía una relación afectiva, ha permitido a la Guardia Civil elaborar una hipótesis que intenta poner algo de luz al caso a la espera de recabar alguna prueba que confirme los indicios contra él, lo único que hay hasta ahora.

Así, en un informe elaborado el 8 de abril y entregado al titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Ribeira (A Coruña) que investiga el suceso, los agentes muestran su convencimiento de que la mujer fue presuntamente asesinada por el detenido y que el crimen sólo pudo producirse en un plazo muy concreto: entre las 11.50 y las 13.30 del día de la desaparición.

El informe apunta a que el detenido tuvo dos horas para ocultar el cadáver

Según dicho documento policial, al que ha tenido acceso Público, la hipótesis se sustenta en dos de los pocos datos objetivos que los investigadores han podido recopilar en estos años. El primero, la hora a la que María José abandonó Santiago de Compostela en su vehículo: las 11.50. La segunda, el momento en el que Ramiro telefoneó a su madre para anunciarle que ese día iba a visitarla para comer con ella: las 13.30.

Los agentes reflejan en el documento que en esas dos horas escasas supuestamente se cometió el crimen en la vivienda que el ahora encarcelado tiene en el municipio de Luou y a la que la víctima se había dirigido presumiblemente tras discutir previamente por teléfono con Ramiro y suspender los planes para pasar el fin de semana juntos. En ese corto espacio de tiempo, los agentes creen que el ahora arrestado también consiguió 'una ocultación temporal de cadáver y vehículo' antes de acudir a comer con su madre al domicilio de esta, donde fue visto por un vecino sobre las 15.00 horas.

Entre las dos casas del sospechoso, los agentes hallaron 59 cajas de munición

El informe de la Guardia Civil incluso apunta que presuntamente Ramiro comenzó a tejer a partir de ese momento una coartada y que por ello buscó encontrarse con el mayor número de personas para que pudieran dar fe de que aquel día estuvo con ellos. Así, los agentes recogen que 'el día de la desaparición de María José acude a la casa de su madre, está con sus primos, luego con sus novias [al parecer, mantenía de modo simultáneo relaciones con varias mujeres]... pero ni aún así logra una coartada sólida'.

Siempre según esta hipótesis, tras dichos encuentros Ramiro supuestamente regresó a su domicilio para deshacerse del cuerpo de la víctima y de su coche. El cadáver supuestamente lo enterró en un terreno suyo cercano al lugar donde presuntamente se cometió el crimen. De hecho, en el informe, la Guardia Civil solicita al juez que le permita rastrear una finca del sospechoso en el municipio de Luou 'por ser el único monte del que dispone el imputado en dicho término y, consiguientemente, el más propicio para el enterramiento del cadáver'.

Los agentes descartan que el cuerpo fuese lanzado al mar, como se pensó durante gran parte de estos 15 años: 'Lo más probable es que los restos no hayan sido fondeados en el mar sino que se encuentren en tierra firme'.

Sobre el coche, los testimonios recopilados en el sumario apuntan a que quien lo abandonó junto al faro de Corrubedo, donde fue encontrado, lo aparcó allí entre las 4.00 y las 6.30 del 16 de agosto, el día siguiente de la desaparición.

En el sumario también obran las actas del registro realizado en dos viviendas del detenido y en la taquilla que tenía en su trabajo. Llama la atención la presencia dentro de una caja fuerte de una factura de compra de 12 sacos de cal fechada pocos meses antes de la desaparición de María José. Además, los agentes encontraron un arsenal: tres escopetas, dos rifles, una pistola inutilizada y 59 cajas de munición, además de grilletes y espráis de autodefensa.

El documento policial afirma que 'sólo Ramiro V. G. tiene respuesta' para aclarar tanto la desaparición de María José como la de otra persona, José Ramón Pazos, un músico del que no se tiene noticia desde diciembre de 1990. Sin embargo, él hasta ahora ha guardado silencio.

Mientras tanto, en la prisión de Teixeiro, en A Coruña, donde está recluido, Ramiro ha sido incluido en el Programa de Prevención de Suicidios y un preso de confianza de la dirección del centro le acompaña en todo momento. Su actitud es muy reservada, según fuentes penitenciarias. No habla con casi nadie y apenas sale de su celda. Dedica la mayor parte del tiempo a escribir. La familia de María José Arcos espera que sea la respuesta a su pregunta. ¿Dónde está María José?

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