Este artículo se publicó hace 14 años.
Ataque implacable contra los civiles
Los testigos del asalto militar al Campamento Dignidad coinciden en la brutalidad marroquí
Cuando Mohamed VI subió al trono, en uno de sus primeros discursos, el 12 de octubre de 1999, anunció con toda la pompa que iba a imponer un "nuevo concepto de autoridad" con el que deberían terminar los abusos de las fuerzas de seguridad y las arbitrariedades judiciales que habían caracterizado el reinado de su padre, Hassan II.
Sin embargo, la violencia con la que los antidisturbios arrasaron ayer el campamento en el que unos 20.000 saharauis pedían de forma pacífica mejoras sociales no está muy alejada de la brutalidad de antaño. La lógica de la porra, los cañones de agua y los gases lacrimógenos utilizados de forma indiscriminada contra la población civil del campamento de Gdem Izik dejaron de nuevo en mera retórica las palabras del rey marroquí.
"La situación fue horrible. Atacaron a la gente que había dentro del campamento: mujeres, niños y ancianos", relató un activista saharaui a Reuters: "Nos defendimos tirando piedras a las fuerzas de seguridad cuando irrumpieron en el campamento".
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