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Berlusconi admite ahora que un sin papeles no es un delincuente

Tras reunirse con Zapatero y Sarkozy, el italiano suaviza su lenguaje sobre los inmigrantes

ANA PARDO DE VERA

Silvio Berlusconi ha decidido hacer algún caso a quienes no ven con buenos ojos el endurecimiento de su política migratoria vía Código Penal. “Creo que no se puede perseguir a nadie por la permanencia irregular en nuestro país condenándolo con una pena, aunque esto puede ser un agravante si comete un delito”, aseguró Il Cavaliere tras una comparecencia con el presidente de Francia y después de haberse reunido con el jefe del Ejecutivo español.

El presidente del Consejo de Ministros italiano, por tanto, descarta la idea anunciada hace días de mandar a la cárcel a los extranjeros por no tener papeles, aunque sí continúa considerando un “agravante” la estancia irregular y si algún inmigrante en esta situación cometiera un delito, estima que debería acrecentársele la pena en un tercio.

El encuentro entre Zapatero y Berlusconi, de poco menos de media hora y solicitado por éste como anfitrión en Roma de la cumbre de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), fue ayer el que más expectación creó, como demostró la inesperada afluencia de periodistas extranjeros a la rueda de prensa del presidente español después de su reunión con el italiano.

El jefe del Ejecutivo, aunque reconoció la cordialidad del encuentro entre los mandatarios de “dos países amigos”, se reafirmó en su política migratoria. Lo hizo en contraposición velada a las medidas legales anunciadas por el primer ministro de Italia. “Agradezco al señor Berlusconi la aclaración” sobre sus iniciativas, aseguró Zapatero, pero “no perdamos el horizonte” y “vamos a ver si [el plan italiano] es eficaz”. “Desde luego -concluyó-, a mí no me verán anunciando grandes medidas legislativas” contra la inmigración ilegal.

El presidente recordó que en España, el Gobierno trabaja con las mismas leyes del anterior del PP y “hemos conseguido el doble de repatriaciones con medios diplomáticos, de cooperación con los países de origen [de los inmigrantes] y políticos”, recordó. Además, Zapatero se reafirmó en su creencia de que la política migratoria no se resuelve con leyes nacionales, sino en el seno de la Unión Europea y con el acuerdo de los 27 miembros.

Precisamente el PP anunció que llevará al pleno del Congreso de la próxima semana el contrato de integración defendido por Mariano Rajoy, una idea que, tras la derrota electoral, parecía haber caído en el olvido.

Desde el entorno de Zapatero se ha asegurado estos días, además, que tanto él como Nicolas Sarkozy trasladarían en Roma a Berlusconi su inquietud por que las duras medidas que pretende emprender contra la inmigración ilegal derivarían en un flujo migratorio “descontrolado” hacia España y Francia.

Zapatero fue recibido por un sonriente y afectuoso Berlusconi, que aseguró que a los italianos España les parece un “país fantástico”. Il Cavaliere se disculpó por la “broma” que hizo al calificar de “demasiado rosa” el Gobierno español. El primer ministro italiano cree que hubo un “malentendido” potenciado por la prensa y Zapatero aprovechó este término para hablar de lo mismo en el caso de las palabras de la vicepresidenta primera cuando aseguró que la política migratoria de Berlusconi alentaba la “xenofobia”.

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