Este artículo se publicó hace 15 años.
El beso más frío entre Gallardón y Aguirre
Cordiales pero sin ninguna muestra de afecto, el alcalde de Madrid y la presidenta de la Comunidad se ven las caras tras dos semanas de tensión
Dos semanas de tensión después, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, se reencontraron en la plaza de Castilla, en la inauguración del nuevo intercambiador en superficie. Era un encuentro muy esperado sobre todo por la prensa y los protagonistas no defraudaron las expectativas: en su saludo se podía cortar el hielo.
Aguirre llegó puntual a la cita y, tras bajar del coche y ponerse a saludar a las autoridades y empresarios presentes, el alcalde apareció caminando, flanqueado por sus delegados de Urbanismo, Pilar Martínez; Seguridad y Movilidad, Pedro Calvo; y Obras y Espacios Públicos, Paz González.
Tras hacer manifiesta su presencia a la presidenta con un golpecito en la espalda, Gallardón le dio un sutil y frío beso en la mejilla a modo de saludo, originando toda una cascada de flashes del medio centenar de periodistas gráficos presentes.
A partir de ahí todo fue frialdad dentro de unas normas elementales de cortesía, pero eso sí marcando las distancias. Ambos iniciaron el recorrido por el intercambiador arropados por sus equipos: el alcalde, con sus concejales de distrito y sus delegados, y la presidenta con el consejero de Infraestructuras, Ignacio Echeverría, su viceconsejero, Luis Armada, y los empresarios implicados en el proyecto.
Aunque iban juntos, ambos actuaban por separado. Así, mientras el alcalde ni siquiera se paró ante dos bandejas de pasteles que les ofrecía una panadería del intercambiador, la presidenta sí lo hizo, aunque ha rechazó los dulces porque, como comentó, ayer se había "pesado".
En otro momento, el alcalde se asomó al interior de uno de los vehículos antiguos, pero sin Aguirre, que permanecía en el exterior obviando las peticiones de los fotógrafos que querían que posaran juntos.
Con cada paso, la turba de periodistas intentaba avanzar al mismo ritmo, y los curiosos que se sumaron en la zona reservada para la prensa con la intención de echar un vistazo de cerca a los dos dirigentes acabaron llevándose algún empujón o algún codazo que otro.
Así, cordiales pero sin grandes muestras de afecto, ambos se juntaron sólo para atender a las explicaciones sobre la obra, y en ningún momento entraron a contestar las preguntas de los periodistas, que desde la cinta colocada para marcar el itinerario se desgañitaban intentando obtener una valoración de los políticos sobre su reencuentro.
"¿Contentos de estar juntos? ¿Entierran el hacha de guerra? ¿Presidenta, está nerviosa por estar con el alcalde?". Sin embargo, ni Aguirre ni Gallardón hacían otra cosa que sonreír, sin decir siquiera 'esta boca es mía'. Sólo la presidenta respondió con un escueto "muy bien" cuando le preguntaron si estaba tranquila.
Al tomar la palabra para informar sobre el nuevo intercambiador, Gallardón se ha dirigido a Aguirre como "querida Esperanza" y ésta le ha saludado desde el micrófono con un distante "excelentísimo señor alcalde de Madrid".
Eso sí, al finalizar la inauguración el alcalde felicitó a Aguirre con un "muy bien" por sus palabras y, acto seguido, cada uno subió a su coche para continuar con sus respectivas agendas que, pese a todo, volverán a reunirles a lo largo de esta mañana, junto al ministro de Fomento, José Blanco, para presenciar el calado del túnel de la futura línea de Cercanías entre Chamartín y la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas.
Con BlancoMinutos después Aguirre y Gallardón volvieron a coincidir en otro acto con el ministro de Fomento, José Balnco, para comprobar para comprobar el calado del túnel de la futura línea ferroviaria que conectará Chamartín y la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas en un tiempo de diez minutos
Con la misma frialdad que en el primer encuentro, colocados uno a cada lado de Blanco, anduvieron por las futuras instalaciones ante una gran expectación y la presencia de decenas de medios. Durante el discurso, la presidenta reiteró en varias ocasiones su "gratitud" al ministro por estar cumpliendo los compromisos en obras públicas madrileñas que alcanzó con su Gobierno al principio de su mandato, frente a las cero referencias que tuvo hacia el Gobierno local y su dirigente. De hecho, sólo se dirigió a Gallardón a la hora de los saludos como "señor alcalde" y para matizar, posteriormente, que ella dice "cale" aunque a Gallardón le guste decir "calado" en referencia a la fase final de la excavación del túnel que se visitó hoy. "Dice el señor alcalde que debemos decir calado (porque) es simplemente preciso y ortodoxo", apuntó.
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