Este artículo se publicó hace 13 años.
A la biblioteca, con la lupa
El tamaño de la letra de libros y diarios impide a parte de los mayores acceder a la lectura
A sus 87 años, Antonio aún recuerda todos los detalles de sus excursiones a la librería La Trastienda de Madrid, en plena Guerra Civil, para comprar libros prohibidos en España. Este "gran lector", como él mismo se autodefine, vio truncada su afición hace tres años: "Tuve que dejar a medias Las Memorias de Manuel Azaña", recuerda con tristeza. Desde entonces sólo lee periódicos por Internet o con una telelupa.
"Hay que tener mucha fuerza de voluntad porque es frustrante que te guste tanto leer y no poder hacerlo", explica este hombre sosegado, "enganchado a Internet por necesidad".
El 64% de las personas mayores de 65 años tiene hábitos de lectura, según el último estudio sobre Condiciones de Vida de los Mayores hecho por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales, el Imserso. El problema es que muchos de ellos abandonan esta afición debido a sus dificultades visuales. "Desde que tengo cataratas leo mucho menos", cuenta Rosa, de 70 años, que acaba de terminar La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro. Elena, a punto de cumplir los 60, cuenta que sigue leyendo, aunque se cansa mucho y tiene que parar a ratos.
Eloisa (74 años) "La lectura nos permite acceder al conocimiento"
Estos obstáculos visuales son, precisamente, los que pretende superar la colección Lectura +, formada por 100 obras de autores universales editadas en letra grande. La iniciativa, promovida por la Obra Social La Caixa, se puso en marcha en 2009 y termina este año con la llegada de toda la colección a las librerías y a los centros de mayores.Cada edición tiene unas 288 páginas y las letras, un cuerpo de tamaño 17. Los libros convencionales oscilan entre un 10 y un 12 y los periódicos, con suerte, superan el 9,5. Este tipo de letra más grande de lo habitual nació en Inglaterra, en 1964, gracias al empeño de Agatha Christie en que sus amigas pudieran seguir leyendo sus libros. En España, se publicó por primera vez en el año 2000.
"¡Con esta letra, es una gozada, no me canso nada!", celebra Soledad, de 71 años, tras ojear Nada, de Carmen Laforet, de la colección Lectura +. Las obras de Amy Tan, Juan José Millás, Paul Auster, Charles Dickens, Leon Tolstoi o Thomas Mann completan la serie.
El 64% de las personas de más de 65 años tienen hábitos lectores
Rocío, de 74 años, a pesar de sus dificultades visuales, se define como una lectora "empedernida" que nunca ha dejado un libro a medias. "Cuando era joven, no me terminé La madre, de Máximo Gorki, pero la recuperé años después y me encantó", explica.
Eloisa, con 72 años recién cumplidos, sigue comprando un libro a la semana, aunque ahora tarda mucho más tiempo que antes en terminarlos. Para ella, la lectura "es una herramienta fundamental para acceder al conocimiento". La lectura fomenta el ejercicio mental, aumenta la memoria, y combate la soledad. Pero no siempre es una elección, sino una necesidad. Elena denuncia el tamaño de la letra de los prospectos de los medicamentos, "ilegible para personas mayores y jóvenes", insiste.
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