Este artículo se publicó hace 16 años.
Bolonia radicaliza a una parte de los estudiantes
Los sectores críticos han denunciado la falta de información sobre el proceso
"No a Bolonia", "La Universidad se mercantiliza", "No somos clientes, somos estudiantes". Así rezan los eslóganes pintados en las paredes de muchas facultades españolas. En las últimas semanas, el movimiento en contra del Proceso de Bolonia ha ido ganando relevancia y adeptos.
Los encierros cada vez son más numerosos y todo ello pese a que "muchos de los que protestan no saben por qué protestan", según resume Alba Ambrós, estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. "Yo vivo en un colegio mayor y me sorprende que mis compañeras no tengan ni idea de lo que es Bolonia, creen que no va con ellas", añade esta estudiante.
"Nos han estado engañando y ahora la gente ve qué es lo que hay"Mucha desinformaciónSalvo los estudiantes más reivindicativos y movilizados muchas veces activos también en otros frentes, el grueso de la población universitaria parece estar desinformada. Los propios representantes del movimiento anti-Bolonia siempre se han quejado de la falta de información e, incluso, han acusado a las autoridades universitarias de aplicar el proceso de manera velada.
"Durante años, nos han estado engañando y ahora, cuando la gente ve qué es lo que hay, ha despertado", afirma el portavoz del Sindicato de Estudiantes del Països Catalans, Arnau Mallol, quien explica que la reforma de la LOU de 2001 ya fue una aplicación parcial del Plan Bolonia.
"Hay discursos erróneos, ha calado la resistencia al cambio""Es muy grave que las titulaciones sean sustituidas por grados y que te obliguen a cursar másters y posgrados carísimos", afirma Xavier Monge, estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona (UB).
De hecho, la cuestión de los grados es uno de los puntos que menos ha gustado a los estudiantes, junto a la supuesta homologación de los títulos que Bolonia traerá.
"Creo que se repite sistemáticamente eso de que habrá más facilidad de movimientos, pero no es así. Estaríamos locos si nos quejáramos por eso", afirma Monge, quien explica que, en realidad, que los grados españoles sean de cuatro años y los europeos de tres dificultará equiparar los títulos, como sucede ya hoy en día.
Desde otros sectores, las cosas no se ven igual. "Hay discursos completamente equivocados, ha calado la resistencia al cambio: se ha infiltrado el tema del mercantilismo, el no a la globalización y circulan bulos", explica Maite Martínez, directora de la Unidad Docente para la Educación Superior de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
En busca del diálogoEn las últimas semanas, rectores y estudiantes han dialogado a través de comunicados, sin llegar a ningún punto de encuentro. El objetivo de los máximos jefes de las universidades es que cesen los encierros que los estudiantes mantienen en algunas facultades españolas.
La meta de los que protestan es parar la aplicación del Proceso de Bolonia, ideado por el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) o, al menos, que se establezca un diálogo interuniversitario para poner las bases de la futura universidad española.
A día de hoy, unos y otros están enrocados en sus posiciones, pero ambos sectores saben que deberán encontrarse alrededor de una mesa para acercar posturas. "Confío en que la semana que viene pondremos un calendario para empezar a hablar", decía el viernes pasado la comisionada de las Universidades catalanas, Blanca Plamada. Todavía no hay fecha para ello.
Mientras tanto, ayer por la mañana, una treintena de alumnos de la Universidad del País Vasco (UPV), convocados por el sindicato estudiantil Ikasle Abertzaleak, se encerró en el rectorado en protesta contra Bolonia y los dos candidatos que se presentan a las elecciones al rectorado, informa Guillermo Malaina.
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