Joven, con buena presencia y buen inquilino aunque con algún que otro retraso a la hora de pagar el alquiler de su lujoso apartamento (abonaba 1.200 euros a la semana) en el barrio londinense de East End.

Así era, según la descripción del que fue su casero durante más de año y medio a la agencia de noticias Reuters, Kweku Adoboli, el trader (comprador-vendedor de acciones y títulos) de 31 años que ayer fue arrestado por la Policía de Londres tras ser acusado de realizar actividades irregulares por el banco suizo de inversión UBS, donde trabajaba desde marzo de 2006.

Detrás de ese joven con éxito, que como buen londinense se tomaba sus cervezas en el bar del barrio, se escondía un gestor de mercados ávido de éxito rápido, cuyas arriesgadas actividades de compraventa en el mercado de derivados se le fueron de las manos sin que ninguno de sus supervisores lo detectara hasta el miércoles.

Según reconoció ayer el banco suizo en un comunicado oficial, las malas prácticas de Adoboli podrían suponer unas pérdidas para la entidad de alrededor de 2.000 millones de dólares (1.461 millones euros) e incluso obligar al banco a reportar pérdidas en sus cuentas del tercer trimestre. La comunicación oficial de UBS también asegura que no hay ninguna cuenta de clientes afectada.

Las acciones del banco cayeron ayer 10,8% en la Bolsa de Zúrich (Suiza), ya que estas pérdidas no llegan en buen momento para la entidad, que hace poco más de un mes había anunciado un plan de reestructuración, en el que se contemplaba un plan de despidos que afecta a 3.500 empleados.

El caso recuerda al de trader francés de Société Générale, Jêrome Kerviel, que en octubre de 2010 fue condenado porque sus arriesgadas actividades habían generado unas pérdidas de 5.000 millones de euros al banco francés. En aquel momento, Kerviel se defendió diciendo que había sido utilizado como cabeza de turco.