Este artículo se publicó hace 14 años.
Bronca del PP en el Senado para arropar a Cospedal
El ministro Corbacho aconseja a la secretaria general de los conservadores que se prepare mejor las preguntas
El Senado ha encontrado un bidón de gasolina pura: María Dolores de Cospedal. Sólo ha intervenido dos veces en el pleno de la Cámara alta en estos dos años de legislatura, y en las dos veces ha habido tangana. La última, ayer martes. Cuando la sesión de control al Gobierno había caído en un tono más o menos monocorde, más o menos apacible, intervino la secretaria general del PP. Inquirió al titular de Trabajo por la tasa de empleo femenino. Buenas formas en la pregunta y la primera respuesta del ministro. Pero, a partir de ahí, la crispación se desbocó.
Y sucedió porque Celestino Corbacho tocó la fibra sensible de la número dos de los conservadores. Le sacó a relucir su baja actividad en el Senado y lamentó que no se hubiera preparado "mejor" sus intervenciones en el pleno. El ministro prendió la mecha y la bancada del PP se le echó encima con abucheos y gritos de "¡fuera, fuera!". La Cámara se travistió en un auténtico gallinero.
"¡Fuera, fuera, dimisión!", gritaron al titular de Trabajo los senadores del PPLo de menos era el contenido de la pregunta de Cospedal: "La valoración del Gobierno en relación con que, según el índice de ocupabilidad de los parados registrados por el Ministerio de Trabajo e Inmigración, el 42,8% de los más de dos millones de mujeres sin empleo tendrán en el futuro pocas o muy pocas posibilidades de encontrar un empleo".
Así había formulado su cuestión por escrito. Ella misma lo tradujo a términos más sencillos en el pleno. Primero, denunció unas palabras de Corbacho. El ministro había afirmado, según la senadora, que la crisis había "mejorado la igualdad entre hombres y mujeres". Cospedal señaló que "lo que está ocurriendo" es que más hombres están sin trabajo porque se ha destruido más empleo masculino. Tras criticar las "indignantes" y "vergonzantes" cifras de paro femenino, atacó la política social del Ejecutivo: "Sabíamos que el Ministerio de Igualdad era prescindible. Lo que no sabíamos es que para ustedes la igualdad real es que todos estemos igual de mal".
Corbacho rescató entonces el consejo que hace 15 días le dio la ministra de Defensa, Carme Chacón, a la número dos del PP, cuando esta se estrenó en el pleno del Senado en esta legislatura. Le pidió que se leyera "mejor los documentos" la próxima vez, en la que será su "tercera pregunta en dos años", y que no "inventara" palabras que él no había dicho.
Tercia la senadora HernándezCon Chacón hubo bronca, y con Corbacho, más aún. "¡Fuera, fuera, dimisión!", vociferaban los senadores conservadores. "Pido respeto para el ministro", clamaba el presidente de la Cámara, Javier Rojo. De poco sirvió. Cuando el titular de Trabajo acusó al PP de preocuparse por la igualdad "sólo cuando está en la oposición", la bancada popular se coloreó más de rojo. Más chillidos. "No creen en la igualdad", siguió el ministro. Más gritos. "Ustedes, en el fondo, lo único que hacen es aprovecharse después y disfrutar de las libertades que han otorgado los socialistas", remachó.
"Es comprensible el desapego a los políticos con un espectáculo así", lamenta Bibiana AídoLos senadores del PP palmearon en sus escaños. "¡Es imposible escuchar absolutamente nada!", repetía Rojo. El furor escaló otro peldaño con la siguiente intervención, la de la canaria Patricia Hernández, portavoz de Igualdad del PSOE. Le tocaba preguntar a la ministra de su área, Bibiana Aído. Antes de hacerlo, llamó "hooligans de fútbol" a los representantes del PP y les recordó que su "única" labor por la paridad se limitó a recurrir la Ley de Igualdad.
El rugido de los conservadores, respondido por los socialistas, creció. A esas alturas, Rojo gesticulaba desesperado, consciente de los costes de la bronca: "Estamos en la televisión. No digo ni más ni menos". Aído mostró la misma inquietud: "Es totalmente comprensible el desapego de la ciudadanía a la clase política cuando ve espectáculos como este".
El portavoz del PP, Pío García-Escudero, exigió a Rojo que exigiera a los senadores que se ciñeran a las preguntas. Eso iba por Hernández. El presidente aceptó la reprimenda (y cosechó el aplauso de los conservadores), aunque le espetó que el cuento se lo aplicase también el PP. Entonces la calma retornó.
CALMA, PESE A TODO
Careo tranquilo entre Arenas y Salgado
El pleno de ayer en el Senado, pese al incidente Cospedal-Corbacho y a la lógica tensión del careo entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el portavoz del PP, Pío García-Escudero, discurrió con la calma habitual. De hecho, la sesión arrancó con una declaración institucional contra la violencia de género, que leyó Javier Rojo. Después, siguió un minuto de silencio.
La última pregunta de la sesión de control al Gobierno la protagonizó Javier Arenas, vicesecretario de Política Autonómica y Local del PP y presidente de los populares andaluces. Quizá porque ya ha intervenido en una decena de ocasiones y porque no es un bocado tan suculento para el PSOE, su duelo con Elena Salgado fue más relajado. Le reprochó a la vicepresidenta segunda el “festival de incremento del gasto público” del Ejecutivo. Salgado le dijo que el PP predica austeridad, pero no la practica en las comunidades y ayuntamientos donde gobierna.
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