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Bruselas prohíbe la acampada de manifestantes españoles

ELENA HERRERA

Dos meses y medio después de que iniciaran a pie el camino hacia Bruselas, las marchas indignadas que salieron de Madrid y Barcelona el pasado verano están a punto de llegar a su destino, la capital administrativa de la UE. El plan inicial era acampar en un parque de Koekelberg, un municipio de la región de Bruselas capital, pero su alcalde negó en último momento la autorización. Tras conocer la noticia, una eurodiputada alemana de los Verdes Europeos escribió una carta en la que pide al regidor que acoja a los indignados 'con hospitalidad'. Otros cuarenta europarlamentarios han secundado la petición, pero todavía no hay respuesta, así que el Movimiento 15-M de Bruselas sigue buscando espacios alternativos.

Las alrededor de 60 personas que integran la ruta flamenca hay otra que recorre la parte francófona, llegaron ayer a Gante, una de las últimas paradas antes de entrar mañana en Bruselas. En este tiempo han recogido los problemas de los lugares por los que han pasado con el objetivo de presentarlos ante la Comisión Europea.

Durante todo el camino unas 500 personas se han unido en algún momento a la marcha, pero pocos han sido los que han aguantado a pie todo el recorrido. Pepe, de 31 años (que no quiere decir su apellido), es uno de ellos. Aprovechó sus vacaciones para enrolarse y le gustó tanto la experiencia que acabó por dejar su trabajo.

Los caminantes hicieron ayer balance en la asamblea. 'Estamos cansados, pero también muy motivados. No vemos la llegada a Bruselas como un fin, sino como el principio de otra cosa', asegura Pepe.

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