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Cabalgata alternativa para los menores de El Gallinero

Los Reyes Magos visitan a 150 niños de los poblados chabolistas de La Cañada Real y El Gallinero

ANNA FLOTATS

Los Reyes Magos hicieron ayer un alto en su largo camino desde Oriente para parar en el barrio madrileño de Entrevías. Por la mañana, más de 150 niños de familias desfavorecidas y procedentes de, entre otros, los poblados chabolistas de La Cañada Real y El Gallinero, recibieron la visita de Melchor, Gaspar y Baltasar.

'Quiero una muñeca. Y un juego. Y un puzzle. Y ese coche'. Tania, de 7 años, se hubiera llevado a casa todos los juguetes que ayer se amontonaban en las banquetas de la parroquia de San Carlos de Borromeo. Desde mediados de diciembre, esta iglesia de Entrevías, conocida por su labor social, sirvió de almacén para miles de muñecas, peluches, juegos de mesa, libros, legos y coches.

Una larga cola de niños esperaba a las puertas de la parroquia para saludar a los reyes y escoger tres juguetes. Los pequeños entraban acompañados por algún miembro de la Fundación Traperos de Emaús, Madres Contra la Droga, Fundación Imaginario Social y algunos vecinos del barrio. Voluntarios de varias parroquias han denunciado en numerosas ocasiones que los críos de los poblados chabolistas están abandonados a su suerte.

Con una bolsa en una mano y un trozo de roscón en la otra, los niños empezaron el recorrido por el laberinto de juguetes. Primero, saludaron a los Reyes Magos. Tras la barba de Melchor se escondía Puri, que superó hace algún tiempo la adicción a las drogas. Baltasar, el rey más aclamado, llegó a España en patera desde Mali.

'¡Mira este peluche! ¿Te gusta?', le preguntaba una vecina de Entrevías a Ronaldo, un niño de 8 años que no quería saber nada de muñecos, sólo de 'coches, camiones, helicópteros y barcos'.

A media mañana, la cola de niños se terminó y sólo entonces las puertas de la parroquia se abrieron para los padres. Los 130 niños de La Cañada y el Gallinero se quedaron en Entrevías hasta la tarde: la parroquia de San Carlos Borromeo ofreció paella para todos y juegos en los columpios del parque.

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