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Cae el tercer jefe militar de ETA en menos de medio año

'Soy Jurdan Martitegi', dijo a los agentes tras su detención en Perpiñán junto a otros dos etarras

GUILLERMO MALAINA

ETA perdió ayer en Francia a su tercer jefe militar en menos de medio año. Agentes de la Gendarmería arrestaron cerca de Perpiñán a Jurdan Martitegi, el supuesto sucesor en la jefatura militar de la banda de Garikoitz Azpiazu, Txeroki, y Aitzol Iriondo, ambos detenidos los pasados meses de noviembre y diciembre.

La operación en Francia, desarrollada en coordinación con el Cuerpo Nacional de Policía a las órdenes del juez Baltasar Garzón, es una muestra más de las cada vez mayores dificultades que tiene ETA para mantener una dirección militar en el tiempo. Las detenciones de Txeroki, Iriondo y ahora Martitegi se suman a la captura hace menos de un año, el 21 de mayo, de su entonces jefe político, Francisco Javier López Peña, alias Thierry, en Burdeos.

La detención de Martitegi ayer por la tarde se produjo más al sur, al otro lado del país. Había acudido a una cita en Perpiñán junto a un liberado del aparato militar que le hacía la labor de escolta, Alex Uriarte, y de un miembro legal de la banda –no fichado por la Policía–, identificado en principio como Mikel Oroz. La operación de los agentes se produjo con rapidez, sin dar tiempo de reaccionar a los tres miembros de la banda. Y según fuentes de la lucha antiterrorista, el considerado último jefe militar de ETA confirmó a los agentes su identidad: “Soy Jurdan Martitegi”.

La Policía gala se incautó de tres pistolas en poder de Martitegi y de su escolta, y ahora investiga si habían acudido a la cita para entregar una de ellas al tercer terrorista arrestado y no fichado hasta ahora.

Según fuentes de la lucha antiterrorista, la operación seguía abierta al cierre de esta edición y no se descartaban más detenciones. Precisamente, ya por la noche, a raíz del golpe a ETA en Francia, agentes de la Policía Nacional arrestaron en Vitoria y Otxandio (Álava) a otras tres personas, Asier Ortiz de Guinea, Olaritz Arakama e Igor García, acusadas de formar un comando liderado por el miembro legal arrestado con Martitegi.

La caída de Jurdan Martitegi supone el fin a su activa y ascendente carrera en la banda, desde el final del alto el fuego, en junio de 2007. Se encontraba bajo orden de búsqueda y captura desde 2006, pero eso no le impidió formar el complejo Vizcaya, el más beligerante de la banda desde el final del alto el fuego hasta su practica desarticulación en julio de 2008 con la captura de Arkaitz Goikoetxea, que dirigía también el grupo junto a Martitegi. Este huyó a Francia. Tras la caída de Iriondo en diciembre, Público ya avanzó su ascenso a la jefatura en el país galo.

Las fuerzas de la lucha antiterrorista atribuyen a Martitegi la comisión de varios atentados como el perpetrado contra la casa cuartel de Calahorra (La Rioja) o la colocación de una bomba trampa contra la Ertzaintza en los juzgados de Getxo. El considerado último jefe militar de ETA era identificado habitualmente con facilidad en el visionado de las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad gracias a sus casi dos metros de estatura.

Esta operación supone un nuevo varapalo para ETA en Francia en unas semanas especialmente delicada para sus intereses. El pasado miércoles, la policía gala detuvo a Itxaso Legorburu, y la semana anterior caía en París Ekaitz Sirvent Auzmendi, considerado el número dos del aparato logístico y responsable de las falsificaciones.

Tanto el PSOE como el PP se congratularon por este golpe a ETA. La Comisión Ejecutiva Federal de los socialistas valoró como una “excelente noticia” la detención de los tres presuntos etarras en el sur de Francia, y transmitió en un comunicado su felicitación a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, “por su trabajo constante e intenso para acabar con el terrorismo”. El PP destacó también la “eficacia” de “la unidad en torno al Pacto Antiterrorista”.

 

El historial delictivo de Martitegi se remonta a 1997, cuando fue detenido por primera vez por varios actos de kale borroka. Ingresó en prisión en 2001 acusado de la colocación de varios artefactos y del ataque a una sucursal bancaria en la localidad guipuzcoana de Legazpi, si bien fue absuelto por la Audiencia Nacional en 2004. Hasta la detención de Aitzol Iriondo, era el jefe del comando Vizcaya, el más activo de ETA tras la ruptura de la tregua. Se le relaciona, entre otros atentados, con el cometido con coche bomba contra la casa cuartel de Calahorra, en marzo de 2008. 

 

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