Este artículo se publicó hace 13 años.
La campaña 'rebelde' de la candidata Love
Una escisión del PP será clave en la gobernabilidad de Benidorm
My name is Gema Love", se dirige en inglés Gema Amor a un grupo de residentes británicos reunidos para escuchar sus propuestas como alcaldable del Centro Democrático Liberal. "¿Esta señora no iba con el Partido Popular?", frunce el ceño un jubilado de pelo ceniciento. La candidata Love echa mano de currículum y explica que hace un mes abandonó la Presidencia local del PP "por la falta de democracia interna y por rebeldía contra la ley del silencio". Y también por la presunta corrupción que rodea a Camps y los suyos, "más conocidos por Gürtel que por su trayectoria política". El pensionista de cabello cano arquea la cejas. No le parece convincente que Amor justifique justo ahora su salida del PP por unas corruptelas que se conocen desde hace años. "Nosotros somos diferentes", truena la candidata con un tono mitinero que apenas levanta un puñado de aplausos somnolientos entre la parroquia británica.
De azul PP a verde Centro. Gema Amor consumó la metamorfosis la noche del 18 de abril, cuando rompió con Manuel Pérez Fenoll, el aspirante de Camps, minutos antes de que acabara el plazo para presentar candidaturas. Según ella, Fenoll quería dejarla fuera de la lista. Según Fenoll, Amor había urdido un plan para que los conservadores no concurrieran a los comicios. Este episodio sacó a flote la Guerra Civil que desde hace años se vive en el seno del PP alicantino, dividido entre los afines a Camps y los nostálgicos del expresidente y exministro Eduardo Zaplana, quien precisamente inició su carrera política en Benidorm cuando en 1993 se aupó como alcalde gracias al voto de una concejala tránsfuga del PSPV-PSOE.
Amor abandonó el PP hace un mes y encabeza otro partido
Eduardo Zaplana El campeón, como se le conoce en el partido ha dejado un recuerdo imperecedero en muchos militantes. Es el caso de Mari y Emi, dos históricas de Alianza Popular que echan horas a destajo en la sede de Centro, un habitáculo diáfano de paredes desnudas y presidido por una máquina de hacer palomitas. "Eduardo juntó todas las piezas del palacio y cuando Camps tomó los aposentos, se lo cargó todo", explica Emi, quien salta de la parábola a la melancolía en cuestión de segundos. "¿Que si lo echamos de menos?", se pregunta en voz alta mientras retira sus gafas de sol y una lágrima se convierte en gota de barro al mezclarse con el colorete. "Zaplana es del PP, nosotros ya no", le corrige Amor, menos complaciente con los ancestros políticos, "aunque me consta que está muy dolido con lo que sucede en Benidorm".
El laberinto de BenidormCon 70.000 habitantes empadronados y un censo de 43.000, Benidorm alcanza los 400.000 residentes en verano. Una marea humana a la caza de las 39.000 plazas hoteleras de este santuario del turismo de la hormigonera y elaftersun. Ciudad de muchas ciudades. Laberinto del Minotauro convertido en agente del pelotazo urbanístico o caja de muñecas rusa, de la mafia rusa fondeada en el sur valenciano. Paraíso de la extravagancia, la protuberancia y la disipación. Una mole feroz cuyos aspirantes a domesticarla son el conservador Pérez Fenoll, dentista que por la mañanas ejercía de alcalde, y Agustín Navarro, tránsfuga expulsado del PSOE, pero rehabilitado como independiente en las listas. Y entre el odontólogo y el funambulista, las encuestas señalan a la candidata Love como figura clave a la hora de decantar la balanza. El espectáculo sigue garantizado en la urbe del desenfreno.
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