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Camps descalifica a la Justicia y se envuelve en la 'senyera'

El president valenciano califica el auto del juez Pedreira de texto "de corta y pega"

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Para Francisco Camps no hay más justicia que la suya. Ayer, durante la sesión de control en Les Corts, volvió a arremeter con todo y contra todos. Lo hizo un día después de que Antonio Pedreira, magistrado que instruye el caso Gürtel, se inhibiera a favor del Tribunal Superior de Justicia valenciano tras encontrar indicios de hasta siete delitos graves imputables a Camps y a la cúpula de su Gobierno. Soborno, prevaricación, falsedad en documento mercantil, delito electoral, blanqueo de capitales, asociación ilícita y contra la hacienda pública. Son las siete presuntas infracciones que pesan como siete pecados capitales sobre la honorabilidad del PP valenciano.

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La primera acometida del jefe del Consell fue precisamente contra el texto de Pedreira: "Un auto de corta y pega que ya está contrarrestado con informes científicamente y objetivamente desarrollados que desmontan cada una de las propuestas que la fiscalía ha decidido poner en marcha". El segundo ataque, contra la propia fiscalía, "porque está al servicio del Partido Socialista y sólo persigue a cargos públicos del PP". Y así, hasta llegar a las cúspides de un furor que le llevó a sentirse en el centro "de un envite de todo el aparato del Estado para intentar generar una sombra de duda sobre un gobierno democrático como es el del Partido Popular".

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La cosa no acabó ahí. Si para Camps, el aparato del Estado es una especie de pulpo con numerosos tentáculos ávidos por apresarlo, una de esos apéndices lo encarna el portavoz parlamentario del PSPV, Ángel Luna, que se ha convertido en su principal antagonista. Ayer lo acusó de no tener "autoridad" para preguntarle, de ocupar un lugar "en el banquillo de la Inquisición" y de "mezclar oposición política con insultos diarios".

Por su parte, Luna criticó que el presidente de la Generalitat vitupere continuamente a las instituciones con argumentos sobre teorías conspirativas. "¿Nos podría hacer una lista de todos los que están en esta conspiración mundial contra usted?", preguntó antes de citarle algunos nombres: "¿El juez Pedreira? ¿Los magistrados del Tribunal Supremo que votaron 5 a 0 su imputación? ¿Juan Costa cuando dice que usted debe asumir las responsabilidades por todo su equipo en el caso Gürtel?"

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No es la primera vez que el presidente de la Generalitat apela al "montaje político" para desacreditar a instancias jurídicas cuanto se siente acorra-lado. El 12 de mayo, cuando ya se conocía que el Supremo había ordenado reabrir la causa de los trajes, llegó a decir que el proceso era de "risa". Ni en este momento ni ayer, la dirección nacional del partido entró a valorar las palabras del president. En cambio, siempre han censurado los, a su juicio, "ataques" del presidente catalán, José Montilla, al Constitucional a cuenta del Estatut.

Para el portavoz socialista, Ángel Luna, la desgarradura pública de Camps jueves tras jueves no es más que un ejercicio de demagogia. "¿Cuánta arenga populista va a necesitar para tapar el olor a corrupción que rezuma por su partido?", le preguntó Luna, quien momentos antes le mostró un ejemplar del Código Penal con la actitud gravede quien fuera a practicar un exorcismo. "Artículo 419, señor Camps. Describe el delito de soborno y habla de dos a seis años de cárcel y de inhabilitación por siete años", leyó el portavoz socialista.

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La respuesta de Camps tuvo el habitual barniz de desdén. "Para usted el Código Penal. Yo me acojo a la senyera [la bandera valenciana] y a mis conciudadanos para seguir trabajando por el futuro de esta tierra". El tono de arenga levantó aplausos y abucheos dependiendo del hemisferio del hemiciclo.

Acto seguido, Luna le culpó de haber perdido el juicio, de creerse "el liberador de España de las hordas socialistas" y de haber convertido el Palau de la Generalitat "en una trinchera". Comportamientos que, según el portavoz socialista, han hecho saltar todas las alarmas en Génova. "Su megalomanía ya le enfrenta a su propio partido. Rajoy le apoya hoy menos que ayer, pero menos que mañana". Y cerró su turno sobre la tarima con una bofetada dialéctica sobre el estado anímico de Camps: "¿No le queda nadie a su lado? ¿Nadie que le diga que su carrera política está terminada, que de lo que se tiene que preocupar ahora es del Código Penal y de la cárcel? Si no es así, está usted verdaderamente muy solo".

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