Este artículo se publicó hace 14 años.
"Canciones de libertad y banderas de dignidad"
La autovía de Valencia andaba a aquellas primeras horas de la tarde, soleada y luminosa, a tope. Los depresivos estábamos convencidos de que el personal se iba a la playa. Los optimistas daban por efectivo el que la mayoría se iba a quedar en Rivas Vaciamadrid; ganaron los optimistas y las gran explanada se fue cubriendo de personas llenas de ilusión con las banderas tricolores ondeando a la suave brisa y esperando que de un momento a otro comenzase el gran recital.
Y comenzó. Y participamos todos; desde Lluis Llach a una chica nueva que se llamaba Bebe y que cantaba canta como los ángeles.
Y estuvimos todos: cantautores clásicos y grupos radicales y desde el público un constante ánimo para todos aquellos hombres y mujeres que, por fin, podían celebrar su "derrota" como si fuese una victoria: pírrica, pero victoria en la que se superaban años de miedo y de terror.
Hubo lágrimas y hubo emoción y ahora, cuando tantos días han pasado de aquel feliz evento en que todos, público y cantautores, nos convencimos de que había que volver a la victoria, un pequeño desánimo nos cubre: la derecha está ahí poderosa y cubriendo todos los ángulos: Procesando, en nombre de Falange española, a Garzón y escondiendo los millones debajo de sus mantas. Pero peores tiempos hemos pasado y hay que volver a la esperanza de aquella tarde de Rivas en la que todos nos sentimos uno contra tanto poder especulativo puesto encima de todos nosotros.
Un pueblo, unido en una campa, entonando canciones de libertad y moviendo banderas de dignidad sigue teniendo una fuerza que es capaz de mover la tierra y los sentimientos. Aquella tarde fue así y debemos volver a que lo sea de nuevo.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.