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Carlos Jiménez Villarejo: El azote de la corrupción

El ex fiscal anticorrupción cierra la lista de ICV-EUiA. Su presencia en Iniciativa es simbólica. Lo justo para poner el acento en “cuestiones de justicia”

TONI POLO

Carlos Jiménez Villarejo (Málaga, 1935) habla claro y con la fuerza de los argumentos. Ante lo que él define como una traición del PSOE a los fines de la izquierda y ante la creación de un nuevo tripartito en Catalunya (a saber, 'Convergència, populares y ESADE'), ha entrado a formar parte ('simbólica', dice, pues cierra la lista) de Iniciativa per Catalunya-Esquerra Unida i Alternativa. Pide el voto 'no por lo que se va a hacer, sino por lo que se ha hecho'. Y enumera lo que desde la izquierda fiel a los principios de izquierda se ha hecho: la ley del abor-to, mayor castigo a los delitos de corrupción, subsidios excepcionales para los que ya no cobran nada de nada...

Su defensa de los más desfavorecidos le lleva a plantearse preguntas nada retóricas, a pesar de lo que pudiera parecer: '¿De qué me están hablando?'. Se refiere a la visión del presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, sentado con Emilio Botín, César Alierta 'y demás' para hablar de la crisis. Y cómo, frotándose los ojos, insiste: '¿Pero qué me están contando?'. A él, un fiscal que ataca sin miramientos a la corrupción. 'La Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo impidieron el juicio a Botín, que facilitó un fraude de 35.000 millones [de pesetas] ¡porque el fiscal no lo acusaba! La acusación la llevaba ICV. Lo que consiguió fue sentar al banquero en el banquillo... cinco minutos'. Presuntos autores de un fraude fiscal, concluye, 'asesoran al Gobierno sobre cómo salir de la crisis'.

Un Gobierno que tiene compromisos con gente que se embolsó millones de pesetas en un segundo ('Lo que dura una operación en Bolsa', dice). Cuando Evo Morales amenazó los intereses de Repsol en su país, 'el primero que salió en defensa de la multinacional española fue Zapatero, como si fuera el presidente de Repsol. Dan ganas de llorar', afirma el exfiscal. Pero Villarejo no llora. No suelta una sola lágrima, porque lo que está en juego 'es el dolor de tanta gente'.

La otra gran batalla de Jiménez Villarejo ante la derecha es la de 'rescatar de la mentira la memoria histórica'. Cree intolerable que sigan sin anularse las sentencias a miles de condenados por no apoyar el golpe militar de 1936. 'A la derecha le incomoda, lo que indica que también para ellos sigue existiendo memoria histórica', dice.

Desde la Puerta del Sol, donde ha sido invitado a conferenciar en diversos actos de los indignados, no ha pedido el voto por nadie. 'Simplemente he querido demostrar que es conciliable ser candidato de ICV y estar con los acampados', señala. Lo que busca es una sociedad que trate a las personas como a personas, no como a mercancías. 'Como pasa con tantos pacientes y personal sanitario', concluye.

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