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Catalunya pide al Estado credencial diplomática para sus embajadores

El Tripartito no se apea de la voluntad de proyectarla al mundo pero Moratinos hace oídos sordos

FERRAN CASAS

'Si no fuera por las gestiones de la delegación de la Generalitat en París, no estaríamos ya aquí'. Espaldarazos como el de Òscar Llop, bombero de la Generalitat que fue tomado por error por miembro de ETA la semana pasada, sirven al Govern para consolidar y dar sentido a su acción exterior, 'una forma eficaz de luchar contra la crisis internacionalizando la economía catalana'. Para ello se aprobó el 8 de marzo el Pla dAcció Exterior 2010-2015. Además de profundizar en lo hecho, se proponen nuevos pasos. Entre los objetivos está asegurar que los delegados de la Generalitat tengan credenciales diplomáticas que les permitan hacer su tarea de forma más eficaz.

Para ello, el Govern ha solicitado al Ministerio de Exteriores que atienda esa petición y que quienes están al frente de las delegaciones de rango político en el extranjero (Bruselas, París, Berlín, Nueva York, Londres y Buenos Aires) tengan condición de agregado a la embajada española de turno. Una credencial que pondría a los representantes catalanes en el paraguas de cobertura e información del resto de personal. La viceconsellera de Exteriors, Dolors Clavell, nombrada por ERC, recuerda que Catalunya 'también es Estado', que la petición se plantea desde la 'lealtad institucional' y que las embajadas no tienen limitación de credenciales.

Quebec o Flandes gozan del estatus que pretenden seis delegados catalanes

Detalla que se está discutiendo 'a qué obliga y a qué da derecho' la acreditación en la ponencia bilateral de acción exterior de la comisión Estado-Generalitat que presiden Joan Saura y Manuel Chaves.

Pero el ministerio no lo ve nada claro. La Oficina de Información Diplomática asegura que el asunto 'no consta' y evitan 'confirmarlo o desmentirlo'. Añaden que 'no parece posible' que personal de un ente subestatal como la Generalitat goce de rango diplomático por más que sea por vía interpuesta. Recuerdan que, según la Constitución, exteriores es 'competencia exclusiva' del Estado.

Clavell avisa de que la Generalitat, de acuerdo con las competencias exteriores que le da el Estatut, saldrá al mundo 'con o sin credenciales'. Trae a colación los casos de Quebec o Flandes. Canadá y Bélgica no han puesto problemas a facilitarles ese estatus.

Esta legislatura, el Govern ha puesto orden a los asuntos de exteriores, que dependen del vicepresidente Josep-Lluís Carod-Rovira. A las delegaciones de Bruselas y Madrid que dependen de José Montilla, se han sumado las de París, Berlín, Nueva York, Buenos Aires y Londres. La idea es que sirvan para racionalizar y agrupar la estructura que, desde los ochenta, la Generalitat ha desplegado. Del más de medio centenar de ciudades con presencia catalana la mayoría la tienen de ACC1Ó, un ente de desembarco empresarial y captación de inversiones. El resto se reparten entre Turismo, Cooperación al Desarrollo o Cultura.

Las embajadas costarán en 2010 2,1 millones y la política exterior, 17

Partidos y medios españolistas denuncian el 'despilfarro'. Los números avalan a Clavell, a quien la crisis ha obligado a congelar nuevas delegaciones en México DF, Rabat y Pekín. Su departamento gasta un 0,17% del presupuesto autonómico. De los 56 millones que emplea, 39 son para Cooperación. De los 17 para política exterior estricta, las embajadas cuestan 2,1 millones al año.

El plan establece la necesidad de dotar el área de personal especializado y de elaborar una ley de acción exterior; y fija zonas de actuación prioritaria en el ámbito de la vecindad, la afinidad política o cultural, la economía o la cooperación al desarrollo. El Govern ha consensuado los contenidos con CiU y recoge algunas propuestas programáticas de los nacionalistas en 2006.

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