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Una cátedra confesional en una Universidad laica

Un sacerdote dirige el nuevo magisterio de Teología, controlado por los jesuitas al margen del rector

AMINA NASSER

Desde el siglo XIX no hay una cátedra de la Iglesia en la universidad pública. La Universidad de Granada acaba de crearla. Anoche fue inaugurada con la solemnidad propia de los actos académicos y la oposición de quienes consideran que el proyecto atenta contra la aconfesionalidad de la institución académica. La decisión de la Universidad de Granada es controvertida. No se trata de una Cátedra de Ciencias de las Religiones, como la que dirige Juan José Tamayo en la Universidad Carlos III de Madrid. Esa idea fue planteada, pero se desechó en beneficio de una cátedra que fuera netamente confesional, es decir, católica. El propio director de la Cátedra, el padre Ildefonso Camacho, que también es rector de la Facultad de Teología, dijo recientemente en una entrevista a Radio Ecca (emisora de la Iglesia), que apenas hay precedentes. Y, en efecto, no es habitual que una institución pública, como la Universidad de Granada, financie una cátedra que controla la Facultad de Teología, dependiente de la Iglesia (de la Compañía de Jesús). El acuerdo suscrito entre la Universidad y la Facultad de Teología para crear la cátedra, en octubre de 2010, establece la constitución de un consejo de gobierno designado por el rector de la Universidad, quien no puede resolver sobre nombramientos por iniciativa propia si no cuenta con el rector de Teología.

La Cátedra de Teología fue inaugurada anoche en un acto presidido por el rector de la Universidad granadina, Francisco González Lodeiro, y en el que participaron el exrector Federico Mayor Zaragoza y el director del organismo recién creado, el padre Ildefonso Camacho. El proyecto se puso en marcha hace ya un año. Fue en octubre del pasado año, cuando la Universidad y la Facultad de Teología firmaron un acuerdo en el marco de un convenio que habían suscrito en 1974, pero que no se cumplió en todos sus extremos. Los jesuitas habían vendido a la Universidad los terrenos del actual campus de Cartuja y la institución académica se comprometía a introducir la Teología en la Universidad.

De aquello nunca más se supo hasta hoy. 37 años después las dos instituciones han resucitado el convenio. “Nadie tuvo la osadía de crear esa cátedra, ni durante el mismísimo franquismo tuvieron la osadía de hacerlo”. Quien lo afirma es Juan Antonio Aguilera, profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada y miembro de la Asociación por la Defensa de una Universidad Pública y Laica. “Que es una cátedra de la Iglesia es evidente”, explicó, y subrayó que el acuerdo establece que el director de la cátedra es nombrado por el rector de la Universidad a propuesta del rector de la Facultad de Teología. “El primer director de la cátedra es el padre Ildefonso Camacho, que se ha propuesto a sí mismo y el rector de la Universidad lo ha aceptado”, señaló.

Contra la aconfesionalidad

La Asociación por la Defensa de una Universidad Pública y Laica opinó ayer que la Cátedra atenta contra la aconfesionalidad de la institución académica y supone “un ataque a la independencia y rigor científico, racional y crítico que la sociedad reclama de la Universidad” además de “un asalto católico a la Universidad, lo que no ocurrió ni en la época del más feroz nacionalcatolicismo”. Para el profesor Aguilera, “esta Cátedra de Teología significa un duro golpe al espíritu científico de la Universidad y además un retroceso histórico que atenta contra la aconfesionalidad exigible por la Constitución a una entidad pública y contra la labor científica, crítica, racional, antidogmática de la institución”.

Frente a ello, la vicerrectora de Política Científica e Investigación, María Dolores Suárez, afirmó que la cátedra “pretende ofrecer un espacio de reflexión sobre la aportación específica de las religiones a la configuración de nuestro mundo, reflexionar sobre los temas fundamentales que configuran la existencia humana, desde una perspectiva interdisciplinar y en diálogo con otros saberes científicos y colaborar, a través del diálogo, con las distintas religiones para la construcción de una convivencia pacífica”.

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