Este artículo se publicó hace 13 años.
"A los chicos no te los llevas a casa, el resto del trabajo sí"
Varios profesores de las comunidades más afectadas por los ajustes explican sus intensas jornadas tras las acusaciones de que trabajan poco
Hijo de profesores, Marc Casanovas, de 36 años, ha vivido desde la infancia la importancia de la figura del docente como factor de cohe-sión social. "La ilusión es lo único que me empuja a luchar por esta profesión ", explica este licenciado en Filosofía. Él es uno de los miles de profesores catalanes que están en la bolsa de interinos esperando la llamada que les abra las puertas de un instituto durante este curso.
Marc recuerda con nostalgia la labor realizada por su padre, que trabajó de profesor en un barrio de Manlleu, un municipio del área metropolitana de Barcelona: "Su función era sacar el colegio a la calle, que no fuera una institución aislada". En aquellos tiempos, ser profesor era parte importante de la vida del pueblo; el maestro acudía a las fiestas mayores como una figura respetada y admirada. Marc añora esa época, pero él también tiene momentos de los que está satisfecho: "El año pasado, estuve trabajando en un instituto de Badalona. Al final de curso, hicimos una fiesta laica en la que niños de todas las culturas hicieron su aportación individual. Entre la música, el baile y la gastronomía de diferentes países, me di cuentade que ese era el producto de mi trabajo bien hecho".
A las clases se unen guardias, tutorías y actividades extraescolares
Este interino mantiene que "nunca se deja de ser profesor, porque no existe la desconexión". La idea de que la motivación profesional de los docentes está ligada al periodo vacacional, el horario o incluso el salario es, además, uno de los argumentos que más le hieren. Y no le falta razón, porque, en las últimas semanas, distintos políticos del PP (Esperanza Aguirre y Ana Botella, entre otros) se han dedicado a denigrar al profesorado. La mayor polémica se produjo cuando ambas, Aguirre y Botella, insinuaron que los docentes trabajan poco, basándose en que una de sus protestas pasa porque las horas lectivas han subido de 18 a 20 (las que se pasan en clase), lo que se traduce en 3.200 interinos menos.
Más de 20 horas"Somos más de 20 horas". Con este lema respondieron a las acusaciones los miles de profesores que el pasado miércoles se concentraron en Madrid contra los recortes. De hecho, además del tiempo que pasan impartiendo su asignatura en las clases, los profesores están cargados de trabajo extra. A las tutorías, guardias, evaluaciones y reuniones con padres y con otros compañeros de departamento se unen largos minutos de notificación de faltas de asistencia y preparación diaria de la clase del día siguiente. "A los chavales no te los llevas a casa, pero el resto del trabajo, sí", asegura Yolanda Fernández, que enseña Educación Física en el IES Mirasierra de Madrid. "Para mí, la semana empieza el domingo por la tarde", agrega María Jesús Sierra, del IES Valdebernardo de Madrid.
Muchos docentes están disponibles las 24 horas por correo electrónico
Además, muchos de ellos están disponibles las 24 horas para los alumnos que les envían sus dudas vía email. "Hay estudiantes a los que sus padres no les pueden ayudar a hacer las tareas y hay que estar con ellos", argumenta Juanjo Muñoz, profesor de Matemáticas en el IES Estados del Duque de Malagón (Ciudad Real).
La atención extra también se refleja en viajes y excursiones. "Ahí no dejas a los chicos a su aire a las cinco de la tarde; estás a las tres de la mañana mandándoles callar, apagándoles el móvil, controlando que no beban...", relata Yolanda. "Además, tienes que estar pendiente de los que tienen enfermedades o necesitan una medicación determinada", agrega. "Eso sólo nos lo agradecen los niños y los padres", se queja.
Los que critican a los educadores tampoco tienen en cuenta los cursos de formación con los que se "actualizan" con inglés o uso de nuevas tecnologías, o los proyectos en los que se implican por voluntad propia con el fin de ofrecer más oportunidades a sus alumnos. Luis Rodríguez, profesor de matemáticas en Cerceda (A Coruña), suma 20 años de experiencia docente. En este tiempo, "nunca" ha impartido dos cursos idénticos. Luis asegura que "continuamente" busca nuevos recursos metodológicos con los que atraer la atención de sus alumnos de 3º y 4º de ESO. "Antes, libros y enciclopedias eran la única fuente de conocimiento y los profesores los encargados de transmitir ese saber; ahora, elconocimiento está en todas partes y nuestra labor es explicardónde ir a buscarlo ", afirma.
Tienen que lidiar con la desmotivación de los alumnos
E-learningPrecisamente la inquietud por el e-learning, el aprendizaje con ayuda de las nuevas tecnologías del que se sirve Luis, le ha llevado a realizar infinidad de cursos, "siempre fuera del horario laboral". En dos décadas, la implicación de las familias en la educación de sus hijos también ha sufrido cambios. Para Luis, "los horarios laborales salvajes de los padres" pasan factura. "Se percibe una falta de convivencia entre padres e hijos hasta el punto de que, al no saber cómo tratarlos, el modo que tienen de acercarse a ellos es sobreprotegiéndolos", advierte Luis. "Como profesor, doy algo más que clases de matemáticas. Enseño un modelo de comportamiento, a pensar, a respetar las normas, pero el papel de las familias es fundamental", agrega este docente, informa Mariola Moreno.
El ánimo, arribaLas clases compensatorias también necesitan preparación extra
Desde Ciudad Real, Juanjo, que lleva casi 23 años ejerciendo, todavía mantiene el ánimo para trabajar en una investigación con sus alumnos en la que intentan averiguar un método para sobrellevar los quebraderos de cabeza que dan las mates. "Esto, dentro de las horas en las que, según los políticos, yo no trabajo", ironiza. Aunque pocos le reconozcan su labor, él se conforma con ver la actitud de sus alumnos: "La mejor recompensa es la cara de un chaval que por fin ha entendido un problema de matemáticas".
Mikel Lakasta, profesor de Ciencias Sociales en el IES de Doneztede, en Navarra, también ve recompensadas "las horas extras que no pagan" como las que utilizan para estudiar, por ejemplo, las fórmulas de adaptación de los alumnos con necesidades educativas especiales, con la satisfacción que le da su propia responsabilidad. "Estamos cumpliendo con una importante labor", sentencia. "Por eso es tan grave que en época de crisis se recorte en educación", concluye.
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