Este artículo se publicó hace 12 años.
Clamor en la calle contra de las políticas de CiU y PP
Los convocantes y las fuentes oficiales discrepan muchísimo, como siempre, a la hora de contabilizar los asistentes. Entre un millón y cien mil. Casi nada. Pero no cabe ninguna duda de que la movilización ha sido masiva. El Paseo de Gracia estaba lleno a rebosar en su totalidad, desde la Diagonal a la Plaça Catalunya. Por las calles adyacentes desfilaban también miles de personas con evidente ánimo de protestar, a juzgar por las pancartas que portaban contra las medidas antisociales impuestas por los gobiernos central y autonómico.
A última hora, pasadas las ocho, el sindicato CGT y otros colectivos mantenían la protesta con la formación de un cortejo hacia Via Laietana. Allí la policía ha cargado con porras y balas de goma, sobre todo contra los últimos grupos. Algunos incontrolados causaron destrozos en el acceso al Palau de la Música y prendieron fuego a dos vehículos policiales, pero hasta ese momento la movilización masiva en el centro de la ciudad había discurrido con absoluta tranquilidad.
La ausencia de antidisturbios en todo el recorrido resultaba anómala, por excepcional, en una manifestación de conclusión de una huelga general. Se diría que el departamento de Interior ha preferido no hacer su habitual gala de musculatura en esta ocasión, en plena campaña electoral. A pocos días de los comicios, se ha cuidado la imagen y se han reducido al mínimo no sólo las habituales y contundentes actuaciones policiales contra protestas de trabajadores, si no la simple presencia de furgones, que se han mantenido a medio kilómetro de los manifestantes.
La actuación de los Mossos sí se había hecho notar durante el día en la represión contra piquetes en diferentes puntos de Catalunya, en algunas ocasiones con ensañada violencia. Se han contabilizado hasta 22 detenciones.
Los aparatos sindicales han echado a resto para significar su poder de convocatoria y para expresar de la manera más clara posible que no hay resignación frente a los "abusos y la precariedad", para reclamar un cambio de las políticas llamadas de austeridad que hacen crecer la desigualdad y la pobreza.
Sus dirigentes han asegurado que, si esas políticas no cambian, la conflictividad social será permanente.
Están convencidos de que la huelga ha sido un éxito. Hablan de más un 80 por ciento de seguimiento entre la población laboral. Dista mucho del porcentaje que da el departamento de Trabajo, que lo reduce a poco más del 17 por ciento, pero más allá de esa discrepancia, lo que es seguro es que la huelga se ha notado y mucho en la actividad laboral, el tráfico, el comercio y en el conjunto de la vida ciudadana.
Aparte de la presencia sindical, en la manifestación eran muy visibles algunos partidos políticos, como el PSC, que se ha esforzado en evidenciar su presencia, pero al Passeig de Gracia han acudido también colectivos de todo tipo. Profesores, estudiantes, trabajadores de la salud, funcionarios, investigadores, trabajadores de los medios de comunicación, de la cultura, desempleados.... para protestar de una u otra forma contra el amplio abanico de efectos de la crisis y contra la manera que han elegido los gobiernos para hacerle frente: el pago del euro por receta, la subida del IVA, el encarecimiento de las tasas universitarias, la temporalidad de la contratación, la reducción de prestaciones, la ausencia de medidas contra el paro juvenil...
La movilización de manifestantes en Girona, Tarragona y Lleida ha sido también muy superior al de otras convocatorias sindicales.
En conjunto, una protesta masiva de población trabajadora de toda Catalunya, preocupada e indignada por el deterioro acelerado de sus condiciones de vida y de trabajo.
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