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Los 'congresillos' dejan tocados a varios secretarios regionales

El valenciano Alarte y el canario Pérez pierden frente a las listas de sus críticos

GONZALO LÓPEZ ALBA

El 38º Congreso del PSOE aún no se ha celebrado y ya tiene una lista de damnificados. Varios secretarios generales, que tendrán que someter su continuidad a la aprobación de los militantes en los congresos regionales que tendrán lugar tras el federal, se han visto desautorizados en los minicongresos que se celebran ahora, formalmente sólo para elegir delegados.

El caso más relevante ha sido el de Jorge Alarte, secretario general del País Valencià, la tercera organización territorial más importante de los socialistas, tras el PSC y el PSOE de Andalucía. A la lista presentada en la provincia de Valencia con él al frente se enfrentaron otras dos: una encabezada por José Manuel Orengo, exalcalde de Gandía y vinculado a Ximo Puig, del equipo de Chacón; y otra por Francesc Romeu, que intentará por segunda vez disputarle el liderazgo en esta comunidad. El reparto aproximado fue del 43% para la lista apadrinada por Puig -y Cipriá Ciscar-, 35% para la de Alarte y 20% para la de Romeu.

'Alarte ha perdido como secretario general en las tres provincias', subrayaban ayer sus detractores, que ven en lo ocurrido ayer el anticipo de un relevo anunciado. Sin embargo, otras fuentes apuntaban que, con esos resultados en la mano, Alarte podría conservar la mayoría pactando con Romeu.

También han salido malparados de este proceso precongresual los secretarios generales de Canarias y Murcia. José Miguel Pérez, que sustituyó a Juan Fernando López Aguilar, portavoz en el Parlamento Europeo, ha visto cómo el exministro le ha ganado la partida en el archipiélago. López Aguilar, que llegó a ganar las elecciones autonómicas, pero sin mayoría suficiente para gobernar, fue el mayor azote de Coalición Canaria, partido que se mantiene en el poder ahora en coalición con los socialistas liderados por Pérez.

En Murcia también ha sufrido castigo el secretario general, Pedro Saura, aunque su caso es distinto porque ya tenía decidido no presentarse a la reelección y, de hecho, ya dio paso a la renovación al retirarse como candidato electoral. La exigua mayoría a favor de Rubalcaba puede afectar también a las aspiraciones que para sustituir a Saura se atribuyen a la portavoz parlamentaria, Begoña Retegi.

Entre quienes han superado la prueba, aunque por el camino se hayan dejado algún jirón, destacan el andaluz José Antonio Griñán y el madrileño Tomás Gómez. Griñán ha tenido que fajarse a fondo para imponer una lista de integración en Sevilla y el enfrentamiento ha dejado al desnudo el alto nivel de división interna. En Madrid, Gómez se impuso al hombre de Rubalcaba en esta comunidad, Jaime Lissavetzky, por diez puntos de diferencia, pero el 55,5% de votos que recabó la lista encabezada por él queda muy lejos del 65% que llegaron a manejar algunos de sus partidarios.

Una de los casos más llamativos de este proceso ha sido el de La Rioja. El diputado César Luena, integrado en el equipo de Rubalcaba y a quien se daba por hecho como el próximo secretario regional, se refugió en la delegación de Juventudes Socialistas -20 votos propios-, mientras que el secretario general en retirada, Quico Martínez Aldama, se impuso a la lista encabezada por su secretario de Organización.

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