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El conseller Maragall da por agotado el Tripartito

El dirigente del PSC ve a Catalunya 'fatigada' por la 'inestabilidad'

FERRAN CASAS

El conseller dEducació de la Generalitat, el socialista Ernest Maragall, abrió ayer la caja de los truenos al afirmar que los catalanes están 'fatigados' con el Tripartito y mostrar su convicción de que no darán a sus integrantes (PSC, ERC e ICV) el apoyo para repetirlo.

Las declaraciones del conseller se produjeron en una conferencia del Foro de la Nueva Economía. Y no fueron producto de un desliz o imprudencia en el turno de preguntas. Las llevaba escritas en el texto dictado. Sus palabras, a primera hora, provocaron una fuerte tormenta política que se manifestó con declaraciones de todo tipo y enrareció el ambiente en el Parlament.

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Maragall no es un conseller más. Es el hermano menor del ex president Pasqual Maragall,padre del gobierno catalán de izquierdas, y uno de los dirigentes más destacados del sector catalanista del partido. Sus palabras van más allá en la desafección que algunas voces autorizadas del PSC habían mostrado ya con una fórmula de gobierno que es, por ahora, la única que les permite seguir presidiendo la Generalitat. Los que preferían ver la botella medio llena interpretaron que el conseller buscó reforzar la bipolarización CiU-PSC.

Maragall afirmó que la fórmula que su hermano puso en boga, primero en Barcelona y después en Catalunya, con independentistas y ecosocialistas ha sido positiva, pero que parece que los catalanes, 'hoy por hoy, no la apoyarán'. Según él, el 'balance positivo' se ve empañado por una imagen 'no positiva' que irá en detrimento de 'nuevos experimentos o artefactos inestables'.

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En las palabras de Mara-gall pesan no sólo los enfrentamientos intestinos del primer Tripartito, que él vivió al lado de su hermano como secretario general de la Presidència y que impidieron agotar la legislatura, sino algunas broncas del actual. Su principal proyecto como conseller, la Ley de Educación Catalana, dividió al Govern. Maragall consiguió el apoyo de CiU y retener el de ERC pero perdió por el camino el de sus socios de ICV-EUiA, que la consideraron impropia de un gobierno de izquierdas.

Quizás por eso los primeros en reaccionar a las palabras de Maragall fueron los ecosocialistas, que han visto socavado su prestigio por el conseller. Su secretario general, Joan Herrera, no aceptó la tesis de la 'fatiga' en relación a la alianza de izquierdas. Deslizó que, si acaso, hay 'cansancio' de las políticas de algunas consellerias entre sectores progresistas, en clara referencia a la gestión de Maragall. 'Alguna conselleria no está a la altura de un gobierno de progreso', atizó.

En el PSC eran mayoría los que preferían interpretar sus palabras de forma benigna. Pero nadie las consideraba oportunas. Incluso José Montilla, cada vez más aislado en defensa del Tripartito, se vio obligado, en conversación informal en los pasillos del Parlament, a salir al paso. Tan sólo unos minutos antes, en el pleno, había dado a entender que se había descontextualizado a Maragall.

El president aseguró a la prensa que la 'reflexión' se debe a algunas encuestas pero advirtió que la función de un conseller no es hacer 'comentarios' sobre sondeos. Consideró que no estuvo 'especialmente acertado'.

Montilla negó que él o su Govern estén desgastados mientras que su número dos, Josep-Lluís Carod-Rovira, de ERC, colgó un apunte en su blog asegurando que hay declaraciones 'comprensibles en dinámica prelectoral'. Acto seguido avisó que los partidos del Govern deberían ser capaces de hacer propuestas en nombre de sus partidos 'sin desgastar al Govern'.

Maragall también pidió reformar la función pública y el mercado laboral, que consideró 'principal obstáculo' para la calidad de los servicios públicos. Fiel a su ideario consideró necesario que el PSC recuperara el grupo propio en el Congreso para 'expresarse en voz alta' en Madrid desde 'la lealtad al proyecto federal'.

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