Alfredo Pérez Rubalcaba lo dejó claro en su comparecencia en el Congreso el 27 de mayo: la dirección de ETA “es colegiada”. Aunque también aclaró que dentro de sus integrantes los hay con más “ascendente” que otros, y entre los que más tenían se encontraba Thierry, el jefe etarra detenido en Burdeos.

Lo que intenta ahora la Policía es saber quién va a ocupar el puesto de éste, no tanto en la Zuba (abreviatura de Zuzendaritza Batzordea, dirección colegiada que en los últimos años ha estado integrada por entre siete y once personas en función de las detenciones), como en el “ascendente” del que hablaba Rubalcaba. En determinados medios se sitúa como mejor colocado a Josu Ternera, a quien, precisamente, Thierry había desplazado del liderato de la banda armada al comienzo de la última tregua. Los expertos antiterroristas respaldan esa impresión en un dato objetivo: la presencia entre los detenidos junto a López Peña de dos de las personas de su equipo, Jon Salaberría y Ainhoa Ozaeta.

Los expertos también manejan ya una hipotética automarginación de Ternera en favor de otro de sus hombres de confianza, Pastor. No obstante, las fuentes policiales reconocen que aún es pronto para saber qué movimientos se han producido en la cúpula etarra y si se han producido ya.

De hecho, recuerdan que en los años anteriores a la tregua, ETA cambió su estructura bicefálica en la responsabilidad de cada uno de los aparatos, seguida desde antiguo, para sustituirla por otra en la que esta era asumida por tres o cuatro personas con el fin de que su compleja estructura no dejase de funcionar si se producían detenciones.

Otras fuentes, citadas por Vasco Press, barajan la hipótesis de la ruptura, visto el grave conflicto interno de la banda. No se conocerían con precisión las divisiones en ETA ni sus razones, pero sí que las tensiones han podido sacudir a varios aparatos que han intervenido en la disputa. Es más, algunos cuadros medios podrían haber sido sustituidos por otros.

Las fuentes policiales consultadas por Público creen que en la cúpula, junto a Ternera y Pastor, están otros tres veteranos etarras: José Luis Eciolaza Galán, Dienteputo; Eusebio Arzallus Tapia, Paticorto, y Tomás Elorriaga Kunze, considerado este último el máximo experto de la banda en artefactos explosivos.

Junto a ellos se sitúa una joven generación de activistas, la mayoría procedentes de la kale borroka. Aunque el más conocido es Mikel Garikoitz Aspiazu, Txeroki, algunas fuentes apuntan que no es necesariamente el que más poder atesora. De hecho, y aunque él sigue siendo el que da las últimas instrucciones a los comandos, su peso quedó tocado después de que la dirección le obligara a retractarse de unas críticas que lanzó contra la estrategia de la banda en una carta.
Junto a él se sitúa Aitzol Iriondo, Gurbitz, señalado como el tercer etarra que cometió el asesinato de Capbreton (Francia). A Gurbitz también se le relaciona con el atentado frustrado de septiembre contra la Delegación de Defensa en Logroño, ya que una de sus huellas apareció en el coche bomba.

Las fotos de ambos fueron distribuidas en marzo en Francia para pedir la colaboración ciudadana, y junto a ellos se colocaron las de otros cuatro supuestos etarras con relevancia dentro del aparato militar: Asier Eceiza, Iurgi Mendinueta, Izaskun Lesaka e Iratxe Sorzabal. Algunas fuentes añaden el nombre de Eneko Zarrabeitia, Sorgin.

En las cárceles funciona el denominado Zuba-Hitu, un órgano asesor de la ejecutiva integrado por una quincena de antiguos jefes encarcelados.

Algunos de ellos son Mikel Albizu, Antza; su compañera Soledad Iparragirre, Amboto; la pareja formada por Ainhoa Mujika, Olga, y Juan Antonio Olarra Guridi, Juanvi; Javier García Gaztelu, Txapote, y Asier Oyarzabal, Baltza, entre otros.

Dicho órgano asesor tiene una gran influencia sobre los cabecillas en libertad, quienes, supuestamente, les consultan las principales decisiones que toman.