Este artículo se publicó hace 17 años.
El director de Global Infantil, denunciado por dejar morir a un niño de Sida
"Una niña nos contó que Gil había intentado tener relaciones con ella", cuenta un denunciante
Se les acumulan los recuerdos. Son muchas historias. Y todas tristes. "Nunca tuvimos la sensación de trabajar con delincuentes. No son niños que necesiten mano dura". Habla Tomás Jover, el ex cooperante de la ONG Global Infantil que junto a su mujer, Petra García, ha decidido denunciar por maltrato infantil a Gil Lossada, director del centro de menores en Kebele, a 20 kilómetros de Addis Abeba (Etiopía).
Le denuncian por malos tratos, abusos sexuales y negligencia médica, con la muerte de un niño incluida. -Público intentó hablar con él. Una de sus ayudantes explicó que no harán declaraciones-. La Audiencia Nacional aceptó el paasado jueves el trámite la querella. Por todo, convocaron ayer una conferencia de prensa. Necesitaban contar lo que han visto.
Las caras son largas. Sandra nunca sonríe. Y tiene la mirada en algún punto entre Kebele y los periodistas. Ella es una más de los 300 padrinos y 150 socios que tiene la fundación. Además, fue voluntaria en el centro durante tres meses, en 2005. Hoy por fin sale todo a la luz.
"He hablado con una persona que estuvo allí y Gil la ha amenazado para que no cuente lo que sabe. No sé hasta dónde puede llegar todo esto". Y otra vez cabizbaja.
Callar para denunciar
"Tengo que aguantar porque yo me tengo que ir de aquí con alguna prueba". Esto es lo que Tomás se decía cada día cuando en junio llegó al centro de 130 menores y mucha pena.
Aguantó. Soportó que Gil Lossada obligase a niños, de seis a nueve años, a transportar bloques de granito "que eran un tercio de su peso".
Tragó saliva cuando vio que los menores tenían prohibido utilizar los wáteres y tenían "que ir de vientre" en una letrina. Y enseña la foto. Un agujero en el suelo hasta arriba de excrementos.
Y soportó que el director de la ONG se negara a proporcionar antirretrovirales a Teca, un niño de siete años que tenía sida. Esta medicación está subvencionada por el Estado etíope. Al final, Teca murió el 27 de julio pasado.
La foto del niño preside la sala durante un rato. "Ya no sé si he contado..." Petra le ayuda, y toma el relevo. Cuenta que un día vio que un niño tenía los ojos demasiado amarillos.
Cuando consiguió llevarlo a un hospital y que le diagnosticaran hepatitis. "Gil me dijo que le había llevado a un centro demasiado moderno", para un etíope.
E insultos; mil. "Una vez vino una trabajadora algo arreglada y él dijo: ‘Mira ésta, parece una puta, quién se ha creído que es. Si vive en una chabola de mierda'."
Los denunciantes coinciden en el tono racista y el trato vejatorio que Gil Lossada tiene con los etíopes. Y Tomás habla y habla. Tira el cuerpo para adelante. "No sé cómo va esto. Es la primera vez que hacemos una rueda de prensa". Sus recuerdos se acumulan.
"Una niña nos contó que él había intentado tener relaciones". La niña se negó, al fin y al cabo Gil Lossada era "como su padre". Ahora tiene miedo por sus compañeras. Petra y Tomás también.
"La experiencia más grave (...) fueron los casos de deshidratación que estaban sufriendo cuatro de los bebés. Gil Lossada decía que esto no era grave y que él lo arreglaría todo.
"Intentaba hidratarles forzándoles a ingerir suero con jeringuillas, pero los niños lo vomitaban todo".
"Si alguien lloraba y él consideraba que no era justificable... Le daría una buena razón para llorar de verdad, unos buenos azotes en el culo y encerrada en el baño sin luz. Hablamos de una niña de unos tres o cuatro años".
"Mi sorpresa fue grande cuando entré en el almacén y comprobé que la leche con la que se alimentaba a los niños estaba en la gran mayoría caducada, y había montones de ropa limpia y nueva para bebés, cuando los bebés iban con ropa vieja, tan solo permitiendo cambiarla cuando estaba muy deteriorada o agujereada."
"La tiña era una patología más que habitual, y aún teniendo la pomada necesaria para su tratamiento no se aplicaba, estaba acumulada en los estantes del almacén. El tratamiento del Sr. Gil para la tiña era aplicar jabón de Lagarto, y en un caso le comentó a otra voluntaria de lavar la cabeza con lejía".
"Gil castigó a unos diez niños porque estaban molestando en la hora de estudio. Los colocó en una fila y los tuvo todo el día de pie menos a la hora de comer. Al final, ya de noche, escuché gritar y fui a ver qué pasaba. Encontré a los niños llorando mientras él azotaba a Tariku con saña. Debió parecerle que el palo no era lo suficientemente duro porque mandó a Woerke a por otro palo".
La querella contra el director de la ONG fue admitida a trámite por el juez Grande-Marlaska, titular del juzgado numero tres de la Audiencia Nacional. Según fuentes judiciales, el juez ha pedido al Ministerio de Exteriores que averigüen si las autoridades etíopes están llevando a cabo una investigación sobre el asunto. Si esto fuera así, según apuntan estas mimas fuentes, el juez, a través de comisión rogatoria, tramitaría todo el caso a Etiopía por un principio de territorialidad, es decir, donde sucedió el delito.
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